5/11/2019, 00:53
Karamaru no pudo evitar reírse por lo raro que se sentía escuchar a otra persona con términos que eran comunes para él y que no solía escuchar a menudo. Al [i[bolichito[/i] irían, solo quedaba encontrarlo. El amejin se puso en puntas de pies y alargó el cuello para ver por encima de la muchedumbre. No tenía la mejor visión posible pero algo era algo, y al final terminaría encontrando lo que quería.
— Al-alcohol... veinticuatro siete... No me suena mucho pero si ahí hay alcohol ahí hay gente, ¿no, Sagi?— preguntó entusiasmado a su compañera. Comenzó a moverse sin mucha duda, liderando el camino y esperando que Ranko lo siguiera. No había mucho espacio, ni silencio, como para poder mantener mucha conversación por lo que lo mejor era moverse deprisa para salir lo antes posible de entre medio de tanta gente.
Una puerta grande abierta por la que entraba y salía poca gente era el lugar de entrada a un amplio salón con muchas mesas y sillas tenuamente iluminadas. Pocos metros adentro el bullicio de las calles se convertía en una apenas audible resonancia por el fondo de la cabeza y las voces de un par de camareras atendiendo clientes se hacían habituales. Un oasis de tranquilidad tan cerca del desorden.
— ¿Ves? Donde hay alcohol uno siempre tiene que ir, los lugares con alcohol siempre son los mejores.... hasta que empiezan las peleas, ahí agarrate porque los quebrados se dan hasta desmayarse los giles.
Hizo un además con la mano para que Ranko lo siguiera una vez más en dirección a una larga barra de madera detrás de la cual estaba el cantinero. Un flaco de bigote bien vestido con una cara seria que incluso hasta daba miedo. Karamaru tomó asiento en uno de los altos taburetes.
— Che, negrín, cuchame una cosa. Ando buscando a Yamato, ¿tené' idea de quien es?— su respuesta solo fue la ignorancia del cantinero.
— Al-alcohol... veinticuatro siete... No me suena mucho pero si ahí hay alcohol ahí hay gente, ¿no, Sagi?— preguntó entusiasmado a su compañera. Comenzó a moverse sin mucha duda, liderando el camino y esperando que Ranko lo siguiera. No había mucho espacio, ni silencio, como para poder mantener mucha conversación por lo que lo mejor era moverse deprisa para salir lo antes posible de entre medio de tanta gente.
Una puerta grande abierta por la que entraba y salía poca gente era el lugar de entrada a un amplio salón con muchas mesas y sillas tenuamente iluminadas. Pocos metros adentro el bullicio de las calles se convertía en una apenas audible resonancia por el fondo de la cabeza y las voces de un par de camareras atendiendo clientes se hacían habituales. Un oasis de tranquilidad tan cerca del desorden.
— ¿Ves? Donde hay alcohol uno siempre tiene que ir, los lugares con alcohol siempre son los mejores.... hasta que empiezan las peleas, ahí agarrate porque los quebrados se dan hasta desmayarse los giles.
Hizo un además con la mano para que Ranko lo siguiera una vez más en dirección a una larga barra de madera detrás de la cual estaba el cantinero. Un flaco de bigote bien vestido con una cara seria que incluso hasta daba miedo. Karamaru tomó asiento en uno de los altos taburetes.
— Che, negrín, cuchame una cosa. Ando buscando a Yamato, ¿tené' idea de quien es?— su respuesta solo fue la ignorancia del cantinero.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘ Telepatía ◘