9/11/2019, 17:09
—Huh...— Un suspiro fue su única respuesta.
"Este imbécil está peor que tomboy enamorada, como que te quiero y no te quiero. Que tampoco es la gracia andar soportando sus sandeces, pero tampoco puedo dejar a su suerte a estas personas." Rodó los ojos y observó a los alrededores. "La única razón por la cuál no le he mentado la madre es por el bien de estos paisanos, pero este tipo en serio logra desesperarme de maneras inconcebibles." Y eso que el Yotsuki era alguien calmado, en la medida de lo posible.
—Eh, niño— El hombre salió de la habitación cargando con el anciano. —¿Podrás con él?— El hombre parecía excéptico.
—Usted no se me aflija don, créame— Sonrió mientras se acomodaba para intentar apoyar al anciano por sobre su espalda. —¡U-pah!
Rōga si bien era de una talla que podría considerarse baja, tenía los músculos apropiados de un ninja de carrera, pese a su aspecto delgado. "Igual no será mucho trayecto, o eso espero." Se mentalizó.
—En efecto, no deberían tener problemas para llegar. Suerte, y gracias— Hizo una reverencia el sujeto.
Luego de eso, ambos shinobis emprendieron la marcha. Las calles aún estaban desoladas, pues la noticia de que la bestia finalmente se había marchado no se era de conocimiento público aún. Ya habría momento de esparcir la voz pero ese no era el momento adecuado. Por ahora, lo que importaba era atender a los heridos, aunque no les tomaría demasiado tiempo llegar al consultorio.
Ahí en las periferias de la villa, una casita solitaria les aguardaba, guarecida con tablas al igual que las otras.
"Este imbécil está peor que tomboy enamorada, como que te quiero y no te quiero. Que tampoco es la gracia andar soportando sus sandeces, pero tampoco puedo dejar a su suerte a estas personas." Rodó los ojos y observó a los alrededores. "La única razón por la cuál no le he mentado la madre es por el bien de estos paisanos, pero este tipo en serio logra desesperarme de maneras inconcebibles." Y eso que el Yotsuki era alguien calmado, en la medida de lo posible.
—Eh, niño— El hombre salió de la habitación cargando con el anciano. —¿Podrás con él?— El hombre parecía excéptico.
—Usted no se me aflija don, créame— Sonrió mientras se acomodaba para intentar apoyar al anciano por sobre su espalda. —¡U-pah!
Rōga si bien era de una talla que podría considerarse baja, tenía los músculos apropiados de un ninja de carrera, pese a su aspecto delgado. "Igual no será mucho trayecto, o eso espero." Se mentalizó.
—En efecto, no deberían tener problemas para llegar. Suerte, y gracias— Hizo una reverencia el sujeto.
Luego de eso, ambos shinobis emprendieron la marcha. Las calles aún estaban desoladas, pues la noticia de que la bestia finalmente se había marchado no se era de conocimiento público aún. Ya habría momento de esparcir la voz pero ese no era el momento adecuado. Por ahora, lo que importaba era atender a los heridos, aunque no les tomaría demasiado tiempo llegar al consultorio.
Ahí en las periferias de la villa, una casita solitaria les aguardaba, guarecida con tablas al igual que las otras.