20/11/2019, 19:07
Akame ni siquiera prestó atención a los detalles de la escena que Money —el muy pillo— se tenía montada en el despacho. Tales tribulaciones le suscitaban poco interés en esos momentos en los que la vida de un tipo al que acababa de conocer hacía apenas cuarenta y ocho horas podía pender de un hilo. Uchiha Zaide, el cabrón que mantuviera secuestrada a la joven Koko —que en paz descanse—, yacía ahora inconsciente y maltrecho sobre el suelo de la habitación. ¿Quién le hubiera dicho a Akame que sería él, de entre todas las personas de Oonindo, la que luchara por salvarle? Después de saber lo que sabía sobre Zaide. Y es que, amigos, así es la vida: quid pro quo. "Una cosa por otra". Favor por favor.
Y el joven renegado, a Zaide, ese pensaba cobrárselo. Vaya que sí.
Así que, volviendo a lo inmediato, Akame respondió con visible urgencia a la pregunta —totalmente irrelevante— de su contable.
—Sí, Money, joder, es Zaide. Está vivo todavía, pero no te puedo asegurar que eso vaya a seguir siendo así si no le conseguimos atención médica urgente, ¿¡me entiendes!? —puso ambas manos sobre la mesa del negro de las rastas, y luego le miró a los ojos—. A este cabrón hay que salvarlo como sea.
Y el joven renegado, a Zaide, ese pensaba cobrárselo. Vaya que sí.
Así que, volviendo a lo inmediato, Akame respondió con visible urgencia a la pregunta —totalmente irrelevante— de su contable.
—Sí, Money, joder, es Zaide. Está vivo todavía, pero no te puedo asegurar que eso vaya a seguir siendo así si no le conseguimos atención médica urgente, ¿¡me entiendes!? —puso ambas manos sobre la mesa del negro de las rastas, y luego le miró a los ojos—. A este cabrón hay que salvarlo como sea.