21/11/2019, 20:43
(Última modificación: 21/11/2019, 20:46 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
Las patadas de la Kusajin acuchillaron la puerta sin piedad, que terminó cediendo a la fuerza de sus piernas y, rindiéndose ante su superioridad, se abrió de par en par con un sonoro golpetazo. Y la escena se representó frente a sus ojos: El tabernero había conseguido refugiarse en un rincón de la habitación, y ahora temblaba aterrorizado, hecho un ovillo. Mientras tanto, la criminal había abandonado la atención sobre el hombre y se había vuelto inmediatamente hacia Ranko, sorprendida por la intromisión. Entre las manos llevaba una navaja, una insignificante navaja que nada tuvo que hacer frente a la wakizashi de la kunoichi y se vio bloqueada con insultante facilidad. Pero la mujer era rápida y escurridiza como una cobra y, aprovechando la cercanía, intentó dar un paso a un lado y arremetió con una nueva puñalada contra el abdomen de Ranko.
Ayame se había adentrado en la habitación, pero había preferido confiar a la mujer a Ranko y se había acercado a socorrer al aterrorizado tabernero. Pasó su brazo por detrás de su cuello y le ayudó a abandonar la habitación para escapar.
Ayame se había adentrado en la habitación, pero había preferido confiar a la mujer a Ranko y se había acercado a socorrer al aterrorizado tabernero. Pasó su brazo por detrás de su cuello y le ayudó a abandonar la habitación para escapar.