27/11/2019, 21:49
Mientras aquellos dos ilustres caballeros finalizaban el cierre de su fructífero acuerdo de negocios —Zaide, de estar consciente, debía alegrarse— Akame se empinaba una botella de agua y se encendía un cigarro. Hacía un par de horas que no comía nada y el estómago empezaba a rugirle, pero de sólo imaginar que tenía que volver a la dichosa cueva se le quitaba el apetito. «Puede que Zaide tenga razón, con este trato quizás nos acomodemos... Pero, ¡joder! ¿Dormir en una puta gruta? ¿Comer latas de conserva y cagar en una letrina?»
¿Era eso lo que se merecían los tipos más poderosos del País del Agua? Probablemente no. Pero Akame aquella noche sólo quería un maldito kebab caliente y una lata de cerveza. Tendría que pasar sin lo segundo, claro, so pena de volver a recaer en sus malos hábitos. Pero lo primero...
—Eh, Money —llamó al otro, antes de que diera su sonado portazo—. ¿No sabrás dónde hay un kebab cerca de aquí?
El Uchiha ensanchó una sonrisa de anticipación, con el cigarrillo todavía colgando de la comisura de los labios, y una fina línea de humo gris ascendiendo desde su punta incandescente.
«Espero que eso de los kebabs exista en Mizu no Kuni...»
¿Era eso lo que se merecían los tipos más poderosos del País del Agua? Probablemente no. Pero Akame aquella noche sólo quería un maldito kebab caliente y una lata de cerveza. Tendría que pasar sin lo segundo, claro, so pena de volver a recaer en sus malos hábitos. Pero lo primero...
—Eh, Money —llamó al otro, antes de que diera su sonado portazo—. ¿No sabrás dónde hay un kebab cerca de aquí?
El Uchiha ensanchó una sonrisa de anticipación, con el cigarrillo todavía colgando de la comisura de los labios, y una fina línea de humo gris ascendiendo desde su punta incandescente.
«Espero que eso de los kebabs exista en Mizu no Kuni...»