29/11/2019, 18:36
(Última modificación: 29/11/2019, 18:37 por Taka Kisame.)
Acababa de llegar a Notsuba. Por primera vez en su vida, era un viaje de placer y no de trabajo o por algún encargo de su padre. Quizás aquella ciudad no era el mejor de los destinos, por lo que sabía, montones de criminales vivían en ella y había que estarse muy atento para no acabar mal. No sabía mucho sobre el sitio, por lo que simplemente intentó ser cauteloso y no llamar la atención. No es que necesitara a nadie para no aburrirse así que se dedicó a caminar por las calles. No era ningún secreto que era extranjero. Su vestimenta, sus rasgos y la chapa que le identificaba como ninja de Amegakure relucía en su cuello.
Era una mañana fresca, corría algo de viento. Las nubes tapaban el sol, cerrando el día con un clima que amenazaba tormenta en cualquier momento. No había demasiada gente por la calle y podría decirse que, para ser una zona relativamente bastante habitada, las calles estaban bastante silenciosas. Algunos pasaban y le miraban con recelo, otros con odio y asco e incluso algunos de aspecto más inseguro, con miedo. No tardó en darse cuenta que su identificación como ninja no era bien vista en esta zona, pero tampoco puso impedimento en taparla, inconsciente por su parte.
Una mujer abrió la puerta de su casa nada más que él pasó por delante. Parecía algo alterada. El genin del país de la tormenta se detuvo y la observó acercarse expectante por lo que tenía que decirle.
-Perdona, tú eres ninja no? Se han llevado a mi hija! Por favor, ayúdame a recuperarla, te daré lo que sea con tal de que la encuentres! -Dijo casi sollozando.
Kisame no sabía muy bien como reaccionar, por lo que estudió a la mujer unos instantes pensando en qué decirla. No estaba de servicio, y ni siquiera la conocía pero dejarla así daría una pésima imagen de su aldea... No sabía muy bien sus intenciones, no parecía sospechosa pero era un defecto congénito el desconfiar de cualquiera que no conociera, a pesar de que las intenciones de la mujer eran claras, quería tener de vuelta a su hija.
Era una mañana fresca, corría algo de viento. Las nubes tapaban el sol, cerrando el día con un clima que amenazaba tormenta en cualquier momento. No había demasiada gente por la calle y podría decirse que, para ser una zona relativamente bastante habitada, las calles estaban bastante silenciosas. Algunos pasaban y le miraban con recelo, otros con odio y asco e incluso algunos de aspecto más inseguro, con miedo. No tardó en darse cuenta que su identificación como ninja no era bien vista en esta zona, pero tampoco puso impedimento en taparla, inconsciente por su parte.
Una mujer abrió la puerta de su casa nada más que él pasó por delante. Parecía algo alterada. El genin del país de la tormenta se detuvo y la observó acercarse expectante por lo que tenía que decirle.
-Perdona, tú eres ninja no? Se han llevado a mi hija! Por favor, ayúdame a recuperarla, te daré lo que sea con tal de que la encuentres! -Dijo casi sollozando.
Kisame no sabía muy bien como reaccionar, por lo que estudió a la mujer unos instantes pensando en qué decirla. No estaba de servicio, y ni siquiera la conocía pero dejarla así daría una pésima imagen de su aldea... No sabía muy bien sus intenciones, no parecía sospechosa pero era un defecto congénito el desconfiar de cualquiera que no conociera, a pesar de que las intenciones de la mujer eran claras, quería tener de vuelta a su hija.