3/12/2019, 23:39
Aunque mis palabras eran sinceras, estaban lejos de querer sonar duras, pero era inevitable que trajesen un efecto deprimente, porque escuchar mi voz decir que todo acabaría mañana era dañar todo el velo mágico de la noche, adelantarme a los hechos, era arruinar el momento. Miré a Ranko cuando respondió, en su rostro se notaba la esperanza y la ilusión, en su voz se sentía la emoción, su ser exigía sellar una promesa en ese preciso momento, en ese lugar, sí, un puesto de comida callejera.
Mis orbes brillaron con la misma intensidad que los de ella cuando hizo su propuesta —. Sí, ¿verdad?— dije con tono tonto, suave y dubitativo — ¡Sí! Podríamos vernos, en... en...— pensé unos segundos, intentando buscar un punto medio para ambas y que fuese atractivo —¿Yachi?— solté repentinamente —. No, bueno podemos elegir algún otro lugar, es cuestión de pensar... ¿Yukio? Para disfrutar de la nieve, no debe haber mucha gente y no habrá situaciones incómodas— y sí, lo decía por estar desnuda junto a gente desconocida.
—Por cierto, creo que es hora de ir marchando— dije para levantarme de la silla y buscar el dinero para pagar —. Muchas gracias, estaba muy rico todo— esperé a Ranko y entonces tomaríamos rumbo a la posada.
Al llegar a la posada todo transcurriría con regularidad, me dispuse a ducharme nuevamente, pero esta vez fue algo rápido, solo para quitar el sudor del cuerpo y volver a llenar mi cuerpo del rocío caracteristico que me acompañaba, me puse cómoda con mi pijama y en mi cama.
—Que tengas dulces sueños Ranko— le murmuré.
Ranko despestaría, inusualmente, más temprano de lo normal, incluso el sol no había salido, con la extraña sensación de tener el recuerdo de un sueño, de un sueño muy verdadero que te hace dudar sí realmente ocurrió, o no; sentiría que su piel estaba impregnada de aquella fragancia que me identificaba y entre la confusión de aquel que recien se despierta y aquel aroma a rosas, mi recuerdo vendría a su mente.
En cuanto Sagiso llegase a mi cama lo primero que notaría es que yo no estaba en ella, lo segundo es que la cama estaba tendida y que en ella reposaba mi máscara gatuna, abajo de la misma se encontraba un sobre blanco sellado, con su nombre en ella.
Mis orbes brillaron con la misma intensidad que los de ella cuando hizo su propuesta —. Sí, ¿verdad?— dije con tono tonto, suave y dubitativo — ¡Sí! Podríamos vernos, en... en...— pensé unos segundos, intentando buscar un punto medio para ambas y que fuese atractivo —¿Yachi?— solté repentinamente —. No, bueno podemos elegir algún otro lugar, es cuestión de pensar... ¿Yukio? Para disfrutar de la nieve, no debe haber mucha gente y no habrá situaciones incómodas— y sí, lo decía por estar desnuda junto a gente desconocida.
—Por cierto, creo que es hora de ir marchando— dije para levantarme de la silla y buscar el dinero para pagar —. Muchas gracias, estaba muy rico todo— esperé a Ranko y entonces tomaríamos rumbo a la posada.
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Al llegar a la posada todo transcurriría con regularidad, me dispuse a ducharme nuevamente, pero esta vez fue algo rápido, solo para quitar el sudor del cuerpo y volver a llenar mi cuerpo del rocío caracteristico que me acompañaba, me puse cómoda con mi pijama y en mi cama.
—Que tengas dulces sueños Ranko— le murmuré.
Al día siguiente
Ranko despestaría, inusualmente, más temprano de lo normal, incluso el sol no había salido, con la extraña sensación de tener el recuerdo de un sueño, de un sueño muy verdadero que te hace dudar sí realmente ocurrió, o no; sentiría que su piel estaba impregnada de aquella fragancia que me identificaba y entre la confusión de aquel que recien se despierta y aquel aroma a rosas, mi recuerdo vendría a su mente.
En cuanto Sagiso llegase a mi cama lo primero que notaría es que yo no estaba en ella, lo segundo es que la cama estaba tendida y que en ella reposaba mi máscara gatuna, abajo de la misma se encontraba un sobre blanco sellado, con su nombre en ella.
Hablo (Aquamarine)
«Pienso»
Akito (Teal)
Naoko (Lightcoral)
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