5/12/2019, 02:30
La confianza de Karamaru sorprendió a Ranko, aunque más bien parecía hastío por terminar su encomienda. La chica asintió y fue tras él, primero a paso tímido y luego un poco más rápido. Respiró con profundidad, como si estuviera a punto de zambullirse.
A Ranko le habría costado abrirse paso entre la gente, pero aprovechó los brevísimos espacios dejados por Karamaru para escabullirse entre los codazos. La razón era, claramente, que no quería molestar a nadie, más que por no poder físicamente apartarlos.
Después de una eternidad sumergida en la turba furiosa, Ranko emergió del otro lado, detrás de Karamaru. El rostro de la chica se notaba pasmado, pues no esperaba tener que sufrir algo así (aunque realmente no le pasaba nada, era solo la impresión).
Al llegar a la puerta, al Amejin no le costó expresarse de manera directa: quería ver a Yamato.
"Qué eficaz y pragmático es Karamaru-san. Debe ser una de las ventajas de ser tan… conversador. Me pregunto cuánto habría tardado yo en hablar con los guardias…" pensó la kunoichi mientras se paraba detrás y a la izquierda de Karamaru. Los guardias se tomaron su tiempo para contestar, y resultó que el hombre que, al parecer, lideraba o inspiraba a la manifestación era el mismísimo Asuko Yamato.
—¿AH? ¿E-él? —Ranko se rascó el pómulo —. Bueno… ¡Ya lo encontramos! ¿N-no? —preguntó esto mientras sonreía nerviosamente y se encogía de hombros —. A-aunque no se ve q-que esté de buen humor p-para… ahm… visitas. ¿No?
La de la trenza miró al moreno. Era su mensaje después de todo, aunque Ranko estuviese allí de apoyo. ¿Acabaría su misión al entregar el mensaje? ¿O decidiría hacer alguna otra cosa aparte eso ello?
A Ranko le habría costado abrirse paso entre la gente, pero aprovechó los brevísimos espacios dejados por Karamaru para escabullirse entre los codazos. La razón era, claramente, que no quería molestar a nadie, más que por no poder físicamente apartarlos.
Después de una eternidad sumergida en la turba furiosa, Ranko emergió del otro lado, detrás de Karamaru. El rostro de la chica se notaba pasmado, pues no esperaba tener que sufrir algo así (aunque realmente no le pasaba nada, era solo la impresión).
Al llegar a la puerta, al Amejin no le costó expresarse de manera directa: quería ver a Yamato.
"Qué eficaz y pragmático es Karamaru-san. Debe ser una de las ventajas de ser tan… conversador. Me pregunto cuánto habría tardado yo en hablar con los guardias…" pensó la kunoichi mientras se paraba detrás y a la izquierda de Karamaru. Los guardias se tomaron su tiempo para contestar, y resultó que el hombre que, al parecer, lideraba o inspiraba a la manifestación era el mismísimo Asuko Yamato.
—¿AH? ¿E-él? —Ranko se rascó el pómulo —. Bueno… ¡Ya lo encontramos! ¿N-no? —preguntó esto mientras sonreía nerviosamente y se encogía de hombros —. A-aunque no se ve q-que esté de buen humor p-para… ahm… visitas. ¿No?
La de la trenza miró al moreno. Era su mensaje después de todo, aunque Ranko estuviese allí de apoyo. ¿Acabaría su misión al entregar el mensaje? ¿O decidiría hacer alguna otra cosa aparte eso ello?
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