8/12/2019, 23:57
El escualo mantuvo su postura sin mover ni un músculo, muy a pesar de que Ryū ya empezaba a planificar su estrategia: lo primero que hizo fue convocar a un kage bunshin, táctica que bien sabía Kaido que le gustaba utilizar. Fue una técnica concurrente en su combate contra Zaide, y ahora que volvía a verlo de nuevo en acción pues empezaba a sospechar que no sólo lo usaba para cuidarse del sharingan sino también para otras cosas que eran desconocidas por el argot popular. Pero ahora no era tiempo ponerse a meditar. El clon ya se había ido con un shunshin —impidiendo que Kaido evitase que se largara del campo de batalla—. y cometruenos se alzaba peligrosa en la mano del guerrero de ébano.
La sonrisa del Tiburón Rojo se ensanchó, y acto seguido, impasible e indetenible, se largó a correr. A correr con todas sus fuerzas. Acortando los metros que le separaban de su oponente, mientras sus pies salpicaban el agua y rompían la fina capa de hielo bajo sus pies. Sus ancestros también sonrieron, porque iban a presenciar a su hijo pródigo en todo su esplendor.
En los últimos pasos, el gyojin ejecutó un par de zancadas en zig zag, bien abiertas, como para distraer a Ryū. En el último tramo, se echó al suelo y se deslizó por el hielo de costado, como si estuviese patinando, y alargó el brazo que sostenía a Nokomizuchi lo suficiente para que los dientes de la sierra intentase rasgar las piernas del Líder Dragón, pero que su cuerpo se mantuviera a una distancia donde la Dai Tsuchi no le llegase a impactar.
La sonrisa del Tiburón Rojo se ensanchó, y acto seguido, impasible e indetenible, se largó a correr. A correr con todas sus fuerzas. Acortando los metros que le separaban de su oponente, mientras sus pies salpicaban el agua y rompían la fina capa de hielo bajo sus pies. Sus ancestros también sonrieron, porque iban a presenciar a su hijo pródigo en todo su esplendor.
En los últimos pasos, el gyojin ejecutó un par de zancadas en zig zag, bien abiertas, como para distraer a Ryū. En el último tramo, se echó al suelo y se deslizó por el hielo de costado, como si estuviese patinando, y alargó el brazo que sostenía a Nokomizuchi lo suficiente para que los dientes de la sierra intentase rasgar las piernas del Líder Dragón, pero que su cuerpo se mantuviera a una distancia donde la Dai Tsuchi no le llegase a impactar.