12/12/2019, 01:09
(Última modificación: 12/12/2019, 19:44 por Eikyuu Juro. Editado 1 vez en total.)
Juro se cruzó de brazos cuando Yota, finalmente, accedió a aceptar lo que él decía. La verdad es que no se merecía aquella confianza, pero, los hechos eran los hechos y tenía que engañarle un poco más. Hasta que de verdad fuera seguro hablar.
— Si... me puse un poco pesado con lo de venir a verte — murmuró Juro, algo avergonzado. No por los comentarios de los ninjas de alto rango, sino porque su compañero había llegado a la misma conclusión que le habían dicho anteriormente (y que él había rechazado).
Ante la pregunta del ANBU, Juro solo pudo asentir. Definitivamente podrían salir de esta sin que nadie tuviera que pagarlo.
La despedida fue dura, pero sabiendo que su compañero estaba en buenas manos y que se pondría bien, Juro pudo irse sin ningún cargo de conciencia. Lo importante, ahora, es que él llegara sano y salvo, y que nadie les atacara por el camino. Estaba bien protegido claro, pero nadie era invencible, cómo ya había descubierto hacía poco tiempo.
Con el amanecer, un nuevo día llegó y una nueva esperanza. El marionetista apareció por la puerta, cuando todo el mundo ya parecía haberle dado por perdido.
« De verdad creen que he sido capturado por Kurama. Qué han revertido a mi bijuu » — no podía culparlos. A ciencia cierta, él también lo habría creido en su situación.
Cuando vio a su Kage, se le encogió el corazón. Había tantas cosas que tenía que decir y a la vez, tantas cosas que no sabía cómo expresar. Había estado ensayando mil veces una versión verídica y otra un tanto menos, por si las moscas. Sin embargo, en todas sus historias, su elocuencia se cortaba al mirar a los ojos a aquel hombre: su lider, el que siempre llevaba la sonrisa puesta, aunque un verdadero tifón se desatara en su interior. No podía mentir a alguien así.
Y a la vez, desde que había hablado con Yubiwa, esa sensación de incomodidad y de duda habían brotado de él. Juro era leal a su villa y a su lider, pero... ¿Cómo reaccionaría?
Lo recibió con un abrazo. Hablaron de Yota. Le permitió descansar. Juro pudo volver a casa y abrazar a su abuela (su hermana estaba fuera y ni si quiera se había enterado del revuelo). Pudo relajarse. Pero no fue capaz de pensar una estrategia sobre cómo actuar, aun así.
Solo fue cuando entró al edificio, mientras subía las escaleras (cómo en las series de televisión, cuando intentan crear un ambiente dramático para el siguiente capítulo), cuando alguién decidió dejarle un mensaje.
El chico tragó saliva, instintivamente. Hasta el momento, no había pensado si quiera esa posibilidad, pero... ¿Y si tenía razón? Aquella criatura le había salvado la vida. Aún siendo un ser cuyas razones no comprendía del todo, sí que entendía que quería su seguridad, puesto que también era la suya, en cierto modo. De alguna forma, prefería estar con él que en otro cuerpo o en una vasija.
« Está bien. Tendré cuidado »
Cuando el Kage le recibió, no lo hizo con su semblante sonriente. Parecía cansado. Más mayor, más serio.
—Toma asiento, disfrutemos de este té y... cuéntame todo lo que pasó con sumo detalle.
— Muchas gracias, Kenzou-sama — murmuró, mientras le saludaba todo lo cortesmente que pudo, siguiendo con el protocolo —. Verá, todo empezó mientras estaba con mi compañero, Yota, realizando la misión que se nos encomendó. Estabamos asentando los detalles para la batalla que se llevaría a cabo para el beneplácito al señor feudal en nuestros aposentos. Detalles estratégicos, ya sabe. Entonces, alguien llamó a la puerta, y ante nuestras narices, apareció el señor feudal en nuestra habitación, durante casi la noche. Él era el atacante, por supuesto, pero disfrazado bajo una técnica de ocultación.
» Supongo que pensará que debimos sospechar, pero era una imitación perfecta , parecía fingir una enorme urgencia con la que nos distrajo y caímos en el engaño. Nos ofreció té y había en él alguna clase de droga paralizante. Yo no lo probé, pero al instante, me clavó un dardo con ese mismo veneno, sin que ninguno de los dos pudira reaccionar. Cuando nos dimos cuenta, estabamos inmovilizados y a su merced — trató de rememorar —. Lo que intento decirle es que aquella persona era un shinobi muy habilidoso. Tenía una destreza y una agilidad con las armas enorme, era sigiloso y efectivo. Cuando deshizo la transformación, no pude verle el rostro. Y no porque no lo tuviera delante. Desconozco si era alguna otra clase de técnica de ocultación, pero nada de él relevaba si era hombre o mujer, ni si quiera su voz o sus facciones. Tras pasar un rato, cualquier imagen de lo que pude ver en su cara se ha borrado de mi mente. Prácticamente no puedo darle ningun detalle mas que eso y eso es lo que más me horroriza.
— Si... me puse un poco pesado con lo de venir a verte — murmuró Juro, algo avergonzado. No por los comentarios de los ninjas de alto rango, sino porque su compañero había llegado a la misma conclusión que le habían dicho anteriormente (y que él había rechazado).
Ante la pregunta del ANBU, Juro solo pudo asentir. Definitivamente podrían salir de esta sin que nadie tuviera que pagarlo.
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La despedida fue dura, pero sabiendo que su compañero estaba en buenas manos y que se pondría bien, Juro pudo irse sin ningún cargo de conciencia. Lo importante, ahora, es que él llegara sano y salvo, y que nadie les atacara por el camino. Estaba bien protegido claro, pero nadie era invencible, cómo ya había descubierto hacía poco tiempo.
Con el amanecer, un nuevo día llegó y una nueva esperanza. El marionetista apareció por la puerta, cuando todo el mundo ya parecía haberle dado por perdido.
« De verdad creen que he sido capturado por Kurama. Qué han revertido a mi bijuu » — no podía culparlos. A ciencia cierta, él también lo habría creido en su situación.
Cuando vio a su Kage, se le encogió el corazón. Había tantas cosas que tenía que decir y a la vez, tantas cosas que no sabía cómo expresar. Había estado ensayando mil veces una versión verídica y otra un tanto menos, por si las moscas. Sin embargo, en todas sus historias, su elocuencia se cortaba al mirar a los ojos a aquel hombre: su lider, el que siempre llevaba la sonrisa puesta, aunque un verdadero tifón se desatara en su interior. No podía mentir a alguien así.
Y a la vez, desde que había hablado con Yubiwa, esa sensación de incomodidad y de duda habían brotado de él. Juro era leal a su villa y a su lider, pero... ¿Cómo reaccionaría?
Lo recibió con un abrazo. Hablaron de Yota. Le permitió descansar. Juro pudo volver a casa y abrazar a su abuela (su hermana estaba fuera y ni si quiera se había enterado del revuelo). Pudo relajarse. Pero no fue capaz de pensar una estrategia sobre cómo actuar, aun así.
Solo fue cuando entró al edificio, mientras subía las escaleras (cómo en las series de televisión, cuando intentan crear un ambiente dramático para el siguiente capítulo), cuando alguién decidió dejarle un mensaje.
«Juro-kun, creo que sería muy poco prudente contarle a Kenzou que me has liberado.»
«No creo que todo lo que dijo el lunático de Yubiwa fuese cierto, pero no me gusta ese hombre. En el fondo, lo que te hizo fue una auténtica encerrona. Sé lo que es ser un prisionero, y no me gustaría que ahora corrieses la misma suerte. Además, si no te dejan salir de la aldea, ¡no podré estirar las alas!»
«Y podrían encerrarme en un jarrón de nuevo. Tú morirías. Sé que no le crees capaz de matarte, chico, pero... yo no me la jugaría. Ese hombre tiene dados trucados.»
El chico tragó saliva, instintivamente. Hasta el momento, no había pensado si quiera esa posibilidad, pero... ¿Y si tenía razón? Aquella criatura le había salvado la vida. Aún siendo un ser cuyas razones no comprendía del todo, sí que entendía que quería su seguridad, puesto que también era la suya, en cierto modo. De alguna forma, prefería estar con él que en otro cuerpo o en una vasija.
« Está bien. Tendré cuidado »
Cuando el Kage le recibió, no lo hizo con su semblante sonriente. Parecía cansado. Más mayor, más serio.
—Toma asiento, disfrutemos de este té y... cuéntame todo lo que pasó con sumo detalle.
— Muchas gracias, Kenzou-sama — murmuró, mientras le saludaba todo lo cortesmente que pudo, siguiendo con el protocolo —. Verá, todo empezó mientras estaba con mi compañero, Yota, realizando la misión que se nos encomendó. Estabamos asentando los detalles para la batalla que se llevaría a cabo para el beneplácito al señor feudal en nuestros aposentos. Detalles estratégicos, ya sabe. Entonces, alguien llamó a la puerta, y ante nuestras narices, apareció el señor feudal en nuestra habitación, durante casi la noche. Él era el atacante, por supuesto, pero disfrazado bajo una técnica de ocultación.
» Supongo que pensará que debimos sospechar, pero era una imitación perfecta , parecía fingir una enorme urgencia con la que nos distrajo y caímos en el engaño. Nos ofreció té y había en él alguna clase de droga paralizante. Yo no lo probé, pero al instante, me clavó un dardo con ese mismo veneno, sin que ninguno de los dos pudira reaccionar. Cuando nos dimos cuenta, estabamos inmovilizados y a su merced — trató de rememorar —. Lo que intento decirle es que aquella persona era un shinobi muy habilidoso. Tenía una destreza y una agilidad con las armas enorme, era sigiloso y efectivo. Cuando deshizo la transformación, no pude verle el rostro. Y no porque no lo tuviera delante. Desconozco si era alguna otra clase de técnica de ocultación, pero nada de él relevaba si era hombre o mujer, ni si quiera su voz o sus facciones. Tras pasar un rato, cualquier imagen de lo que pude ver en su cara se ha borrado de mi mente. Prácticamente no puedo darle ningun detalle mas que eso y eso es lo que más me horroriza.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60