30/12/2019, 21:37
Kazuma se encontraba caminando de un lado a otro en la habitación del hotel, observando en silencio la carta con que le habían respondido desde el despacho de la maestra Kamahora. Era otra negativa, gentilmente excusada con el argumento de una agenda permanentemente llena.
«¿Y ahora?», se preguntó. Aquella había sido la tercera negativa desde que había llegado a la ciudad.
Su misión estaba en peligro, a menos que consiguiera hablar directamente con la maestra titiritera; quien era la única que podía darle respuesta y solución. De todas formas, tendría que buscar la manera de hablar con ella, pues ya se había comprometido a ello. La condición para que le dieran esa misión a él y no a alguien más apto fue que su tutor se hiciera responsable del resultado.
«Lo pensare con calma», se dijo mientras bajaba para disfrutar de un café en la taberna frente al hotel.
Justo en aquel momento, mientras Takumi caminaba, una muchedumbre alborotada bloqueo su camino. Al parecer, una carroza se había volteado en medio de lo que se creía era un intento de secuestro. La guardia de la ciudad estaba conversando con una mujer, y el lio parecía distante de disiparse; por lo que Takumi tendría que tomar un desvió a través de los callejones para llegar a su destino.
Al poco rato de andar, ya estando en un sitio donde la luz del sol llegaba con dificultad, el marionetista podría escuchar el ruido de un violento forcejeo. Sería cuestión de asomarse al cruce de callejas y ver como una mujer luchaba contra tres encapuchados. Ella se defendía valientemente, pero estos no se ablandaban por su femineidad y le agredían sin compasión. Sin embargo, había algo raro: la mujer se defendía bastante bien, lo suficiente como para huir; pero parecía está cuidando un paquete, una especie caja de madera que no podía abandonar y que aparentaba un peso considerable. Para un ninja como Takimu, se haría más que obvio que aquella caja era de las que se utilizaban para transportar marionetas, de suerte que se explicaba que era aquello de valor que la mujer protegía y no podía abandonar.
Un instante luego de captar aquello, uno de los hombres, cansado del forcejeo, se armó con una especie de machete que dejaba en claro que estaba dispuesto a matar.
«¿Y ahora?», se preguntó. Aquella había sido la tercera negativa desde que había llegado a la ciudad.
Su misión estaba en peligro, a menos que consiguiera hablar directamente con la maestra titiritera; quien era la única que podía darle respuesta y solución. De todas formas, tendría que buscar la manera de hablar con ella, pues ya se había comprometido a ello. La condición para que le dieran esa misión a él y no a alguien más apto fue que su tutor se hiciera responsable del resultado.
«Lo pensare con calma», se dijo mientras bajaba para disfrutar de un café en la taberna frente al hotel.
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Justo en aquel momento, mientras Takumi caminaba, una muchedumbre alborotada bloqueo su camino. Al parecer, una carroza se había volteado en medio de lo que se creía era un intento de secuestro. La guardia de la ciudad estaba conversando con una mujer, y el lio parecía distante de disiparse; por lo que Takumi tendría que tomar un desvió a través de los callejones para llegar a su destino.
Al poco rato de andar, ya estando en un sitio donde la luz del sol llegaba con dificultad, el marionetista podría escuchar el ruido de un violento forcejeo. Sería cuestión de asomarse al cruce de callejas y ver como una mujer luchaba contra tres encapuchados. Ella se defendía valientemente, pero estos no se ablandaban por su femineidad y le agredían sin compasión. Sin embargo, había algo raro: la mujer se defendía bastante bien, lo suficiente como para huir; pero parecía está cuidando un paquete, una especie caja de madera que no podía abandonar y que aparentaba un peso considerable. Para un ninja como Takimu, se haría más que obvio que aquella caja era de las que se utilizaban para transportar marionetas, de suerte que se explicaba que era aquello de valor que la mujer protegía y no podía abandonar.
Un instante luego de captar aquello, uno de los hombres, cansado del forcejeo, se armó con una especie de machete que dejaba en claro que estaba dispuesto a matar.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)