14/12/2015, 01:02
Mitsuki pudo notar que de nuevo sus excesivos modales terminaban por descolocar un poco a su interlocutora, llevaba mucho tiempo intentándo evitar aquello pero eran años de constumbre y eso no era fácil de cambiar. Por su parte, Ayame, parecía haber recuperado el hilo de la conversación a pesar del exceso de formalismo de la Hyuga y contestó a la pregunta de manera que le pareció bastante sincera.
Al parecer era la primera vez que la kunoichi de Ame visitaba el lugar. El motivo de su visita, según entendió de las palabras de la joven, era una especie de tradición entre los shinobi. Ella sabía muy bien que aquel lugar era importante en la historia no sólo de los ninjas, si no del mundo entero o al menos del continente. La leyenda de aquel emplazamiento era de sobra conocida incluso en sus tierras, tan fría y lejanas en comparación con los lugares que había visitado. Así que no le extrañó en lo más mínimo aquella constumbre, que en cierta forma la había arrastrado a ella misma hasta aquel lugar.
Como suele suceder siempre que se hacen preguntas, estás retornan y a veces, de la misma forma en la que se van. Y en esta ocasión no fue distinto. La chica de cabellos ondulados, devolvió la pregunta que sin dudar se dispuso a contestar la peliblanca sin mudar su sonrisa.
—No, es la primera vez...— la contestación de la peliblanca se fue interrumpida cuando algo cayó apenas a unos metros de ambas kunoichis. La primera reacción de la Hyuga fue de alerta, estuvo apunto incluso de ponerser en guardia, sin embargo las maldiciones del aspirante a meteoro le hizo darse cuenta de que no suponía a priorí un peligro. Lo más seguro es que se tratase de alguien que había tenido algún tipo de accidente, aunque por la altura de la que debía de haber caído no sabía muy bien que es lo que debía de estar haciendo antes de testar el suelo con el rostro. Casi en un reflejo la joven avanzó un par de pasos en la dirección del caído.
Sus ojos blanquecinos se posaron sobre un chico de cabellos pelirrojos que trataba de despegar el rostro del piso, le costó un poco pero lo logró. Era un chico, de tez morena, pero lo que le llamó la atención fueron unos ojos de color rojo. ¿El golpe había sido lo suficientemente duro como para haber causado esos efectos? Estaba apunto de lanzarse a asistir la extraño chico cuando habló.
Justo en aquel momento, Mitsuki, recordó que había visto a ese chico al menos en una ocasión y fue en Uzushiogakure, cosa que fue confirmada cuando localizó la bandana en la frente del muchacho.
El accidentado saludo con un hola poco convincente, al paracer la caída le estaba pasando factura aunque trataba de que aquel hecho pasase desapercibido lanzando un casual saludo a la peliblanca, a la que parecía conocer o al menos si su nombre
—Esto sí... creo debo disculparme pero no conozco tu nombre— se disculpo la joven —Me temo que no fuimos debidamente presentados— la joven trato de suavizar sus palabras para no herir en el orgullo al joven shinobi, por lo que acompañó sus palabras con una cálida sonrisa —¿Seguro que te encuentras bien?— se intereso la joven
Al parecer era la primera vez que la kunoichi de Ame visitaba el lugar. El motivo de su visita, según entendió de las palabras de la joven, era una especie de tradición entre los shinobi. Ella sabía muy bien que aquel lugar era importante en la historia no sólo de los ninjas, si no del mundo entero o al menos del continente. La leyenda de aquel emplazamiento era de sobra conocida incluso en sus tierras, tan fría y lejanas en comparación con los lugares que había visitado. Así que no le extrañó en lo más mínimo aquella constumbre, que en cierta forma la había arrastrado a ella misma hasta aquel lugar.
Como suele suceder siempre que se hacen preguntas, estás retornan y a veces, de la misma forma en la que se van. Y en esta ocasión no fue distinto. La chica de cabellos ondulados, devolvió la pregunta que sin dudar se dispuso a contestar la peliblanca sin mudar su sonrisa.
—No, es la primera vez...— la contestación de la peliblanca se fue interrumpida cuando algo cayó apenas a unos metros de ambas kunoichis. La primera reacción de la Hyuga fue de alerta, estuvo apunto incluso de ponerser en guardia, sin embargo las maldiciones del aspirante a meteoro le hizo darse cuenta de que no suponía a priorí un peligro. Lo más seguro es que se tratase de alguien que había tenido algún tipo de accidente, aunque por la altura de la que debía de haber caído no sabía muy bien que es lo que debía de estar haciendo antes de testar el suelo con el rostro. Casi en un reflejo la joven avanzó un par de pasos en la dirección del caído.
Sus ojos blanquecinos se posaron sobre un chico de cabellos pelirrojos que trataba de despegar el rostro del piso, le costó un poco pero lo logró. Era un chico, de tez morena, pero lo que le llamó la atención fueron unos ojos de color rojo. ¿El golpe había sido lo suficientemente duro como para haber causado esos efectos? Estaba apunto de lanzarse a asistir la extraño chico cuando habló.
Justo en aquel momento, Mitsuki, recordó que había visto a ese chico al menos en una ocasión y fue en Uzushiogakure, cosa que fue confirmada cuando localizó la bandana en la frente del muchacho.
El accidentado saludo con un hola poco convincente, al paracer la caída le estaba pasando factura aunque trataba de que aquel hecho pasase desapercibido lanzando un casual saludo a la peliblanca, a la que parecía conocer o al menos si su nombre
—Esto sí... creo debo disculparme pero no conozco tu nombre— se disculpo la joven —Me temo que no fuimos debidamente presentados— la joven trato de suavizar sus palabras para no herir en el orgullo al joven shinobi, por lo que acompañó sus palabras con una cálida sonrisa —¿Seguro que te encuentras bien?— se intereso la joven