5/01/2020, 21:23
Akame despertó en Zaide una sonrisa afilada al indignarse por la poca cantidad sugerida. ¿Treinta mil, más bien? «Por treinta de los gordos me replantearía muchas cosas». Dejó escapar el aire por la nariz y, tras un momento de debate interno, negó con la cabeza. No, había líneas que nunca cruzaría.
«¿No, huh? Pero bien que vas a acatar las órdenes de Umigarasu cuando se formalice el contrato». El cristal de la caña sonó como si estuviese a punto de romperse, y se obligó a soltarlo antes de perder medio vaso de hidromiel.
Luego, tras la segunda intervención de Akame, le miró a los ojos, y creyó que el chico estaba equivocado. No, no era lo que había en su cabeza lo que podría destruir Uzushiogakure. Era otra cosa. Algo mucho más… concreto.
—Bah, no me hagas caso. La verdadera pregunta es, ¿cuánto dinero estaría dispuesto a ofrecer, y quién, por el gran Uchiha Zaide? "El que no se muere".
Emitió un bufido corto.
—Apuesto a que la Arashikage ofrece un buen pellizco por mí, pero dudo que alcancen tus cifras. Yo no represento tanta amenaza. Después de todo… —Contuvo el aliento mientras jugaba con el contorno del vaso con un dedo, como si estuviese a punto de soltar algo importante. Y mientras esbozaba una sonrisa traviesa, dijo:—, no tengo tu ojo izquierdo, ¿huh?
Había estado dándole muchas vueltas durante las últimas semanas, especialmente cuando se había pasado los días encamado. Money sostenía que tanto Akame como él habían aparecido de la nada en su bar, y Otohime, con quien había hablado hacía poco, aseguraba que a ella la había librado del Katon de Ryū teletransportándose. Y había un detalle curioso al respecto, algo que el resto no había dado la importancia que se merecía, por no conocer los entresijos del clan Uchiha como él sí sabía. Resultaba que Akame…
… había sangrado por el ojo izquierdo. No el derecho, no ambos, tan solo el izquierdo. Luego había sumado dos más y dos y ahora aguardaba a ver en el rostro de Akame si había hecho bien las cuentas en la primera parte de la ecuación.
«¿No, huh? Pero bien que vas a acatar las órdenes de Umigarasu cuando se formalice el contrato». El cristal de la caña sonó como si estuviese a punto de romperse, y se obligó a soltarlo antes de perder medio vaso de hidromiel.
Luego, tras la segunda intervención de Akame, le miró a los ojos, y creyó que el chico estaba equivocado. No, no era lo que había en su cabeza lo que podría destruir Uzushiogakure. Era otra cosa. Algo mucho más… concreto.
—Bah, no me hagas caso. La verdadera pregunta es, ¿cuánto dinero estaría dispuesto a ofrecer, y quién, por el gran Uchiha Zaide? "El que no se muere".
Emitió un bufido corto.
—Apuesto a que la Arashikage ofrece un buen pellizco por mí, pero dudo que alcancen tus cifras. Yo no represento tanta amenaza. Después de todo… —Contuvo el aliento mientras jugaba con el contorno del vaso con un dedo, como si estuviese a punto de soltar algo importante. Y mientras esbozaba una sonrisa traviesa, dijo:—, no tengo tu ojo izquierdo, ¿huh?
Había estado dándole muchas vueltas durante las últimas semanas, especialmente cuando se había pasado los días encamado. Money sostenía que tanto Akame como él habían aparecido de la nada en su bar, y Otohime, con quien había hablado hacía poco, aseguraba que a ella la había librado del Katon de Ryū teletransportándose. Y había un detalle curioso al respecto, algo que el resto no había dado la importancia que se merecía, por no conocer los entresijos del clan Uchiha como él sí sabía. Resultaba que Akame…
… había sangrado por el ojo izquierdo. No el derecho, no ambos, tan solo el izquierdo. Luego había sumado dos más y dos y ahora aguardaba a ver en el rostro de Akame si había hecho bien las cuentas en la primera parte de la ecuación.