7/01/2020, 20:58
Ambos Uchiha continuaron su trayecto a través del puente. Zaide, pasando la mano buena por la cuerda. Había presenciado demasiados sustos y accidentes cuando era joven como para ir de bravo.
Respondió a la pregunta de Akame sin dudarlo. ¿Quién tenía semejante poder en Oonindo?
—Dragón Rojo. —Calló por un instante, y acto seguido soltó una carcajada tan grande cuyo eco reverberó por todo el valle—. No, en serio, yo creo que ese poder del que hablas es el miedo. El miedo a perderlo todo. Las guerras traen cambios, y a ninguna de las tres Villas le interesa eso. Están muy bien como están, apoltronadas en sus tronos. Quizá haya algo por ahí, no te digo que no. Pero no le daría…
Oyó el mismo graznido que antes, y frunció el ceño al no encontrar su procedencia.
—¿Sabes? Cuando era joven, me gustaba venir a este tipo de puentes con un par de camaradas y… Oh, no.
«Oh, mierda.»
Lo supo antes de verla. Allí, al final del puente, una figura femenina salió a relucir. En actitud amenazante, cabe decir. ¿Cómo se distinguía semejante actitud? Bueno, algo entre el arco que sujetaba y la flecha que le apuntaba entre ceja y ceja se lo decía. A su lado, otra chica con una bandana rayada al cuello —no alcanzaba a ver qué símbolo estaba tachado—, sujetaba un machete sobre la cuerda del puente.
Tampoco le hizo falta mirar atrás para saber qué se encontraría. Otras dos mujeres, vomitadas del suelo, una apuntando a Akame directamente con un arco, y la otra desenvainando una katana corta y aproximándola a otra de las cuerdas del puente. Estas dos también tenían bandanas rayadas.
Se encontraban a quince metros de cada par.
—¡Hola! —exclamó la que parecía ser la líder, la única con ninguna bandana visible. Tenía el pelo largo y rojo y una sonrisa afilada. No debía pasar de los veinticinco años—. ¡Mirad vaya chicos más apuestos nos hemos topado! Parece que la fortuna nos ha sonreído, ¿eh? Antes de nada, sabemos que tenemos una belleza deslumbrante que a veces provoca que uséis el Sunshin para vernos de cerca cuanto antes. Creedme, no es buena idea. ¿Verdad, chicas?
Todas negaron con la cabeza.
—No en un puente de estos. No en este puente en concreto.
Respondió a la pregunta de Akame sin dudarlo. ¿Quién tenía semejante poder en Oonindo?
—Dragón Rojo. —Calló por un instante, y acto seguido soltó una carcajada tan grande cuyo eco reverberó por todo el valle—. No, en serio, yo creo que ese poder del que hablas es el miedo. El miedo a perderlo todo. Las guerras traen cambios, y a ninguna de las tres Villas le interesa eso. Están muy bien como están, apoltronadas en sus tronos. Quizá haya algo por ahí, no te digo que no. Pero no le daría…
Oyó el mismo graznido que antes, y frunció el ceño al no encontrar su procedencia.
—¿Sabes? Cuando era joven, me gustaba venir a este tipo de puentes con un par de camaradas y… Oh, no.
«Oh, mierda.»
Lo supo antes de verla. Allí, al final del puente, una figura femenina salió a relucir. En actitud amenazante, cabe decir. ¿Cómo se distinguía semejante actitud? Bueno, algo entre el arco que sujetaba y la flecha que le apuntaba entre ceja y ceja se lo decía. A su lado, otra chica con una bandana rayada al cuello —no alcanzaba a ver qué símbolo estaba tachado—, sujetaba un machete sobre la cuerda del puente.
Tampoco le hizo falta mirar atrás para saber qué se encontraría. Otras dos mujeres, vomitadas del suelo, una apuntando a Akame directamente con un arco, y la otra desenvainando una katana corta y aproximándola a otra de las cuerdas del puente. Estas dos también tenían bandanas rayadas.
Se encontraban a quince metros de cada par.
—¡Hola! —exclamó la que parecía ser la líder, la única con ninguna bandana visible. Tenía el pelo largo y rojo y una sonrisa afilada. No debía pasar de los veinticinco años—. ¡Mirad vaya chicos más apuestos nos hemos topado! Parece que la fortuna nos ha sonreído, ¿eh? Antes de nada, sabemos que tenemos una belleza deslumbrante que a veces provoca que uséis el Sunshin para vernos de cerca cuanto antes. Creedme, no es buena idea. ¿Verdad, chicas?
Todas negaron con la cabeza.
—No en un puente de estos. No en este puente en concreto.