8/01/2020, 20:39
Así que al final aquella era, pura y simplemente, una ratera de nacimiento que no había dudado en usar su posición y habilidades para aprovecharse de los que fueran más débiles que ella. Eso, por sí solo, no era algo distinto a lo que Dragón Rojo —o, por qué no decirlo, el propio Akame— hacían para ganar dinero, poder e influencia. Pero a pesar de eso, o precisamente por eso, al joven renegado le sentó como una reverenda patada en los cojones la historia de aquella tipa. ¿Todo lo que había hecho falta para que decidiera dar rienda suelta a sus pillerías había sido que Uzumaki Shiona la palmara?
De repente, Akame se dio cuenta de que tenía los puños apretados con tanta fuerza que los nudillos se le habían vuelto blancos. Y eso le dio más rabia todavía. ¡Si él se había empeñado en desterrarlos de su vida! ¡A Shiona, a Datsue, a Uzu, a todos! ¿Por qué se estaba poniendo tan furioso con el relato de aquella felona?
—Hay algo que no entiendo —dijo por fin el exjōnin—. ¿Qué cojones tuvo que ver la muerte de Sandaime en todo esto? ¿Acaso necesitabas un pequeño empujoncito para sacar a pasear tu hija de puta interior?
De repente, Akame se dio cuenta de que tenía los puños apretados con tanta fuerza que los nudillos se le habían vuelto blancos. Y eso le dio más rabia todavía. ¡Si él se había empeñado en desterrarlos de su vida! ¡A Shiona, a Datsue, a Uzu, a todos! ¿Por qué se estaba poniendo tan furioso con el relato de aquella felona?
—Hay algo que no entiendo —dijo por fin el exjōnin—. ¿Qué cojones tuvo que ver la muerte de Sandaime en todo esto? ¿Acaso necesitabas un pequeño empujoncito para sacar a pasear tu hija de puta interior?