10/01/2020, 15:44
....................................................................................... Poder
.................................................Poder
...............Poder
Akame oía que la voz procedía de algún punto a su derecha, luego al frente, y finalmente a su izquierda. A su izquierda, fue allí donde lo vio. En una grieta encharcada, de la que de pronto empezó a salir agua a raudales. La tierra se abrió; el suelo y las rocas puntiagudas que colgaban sobre su cabeza vibraron; y las duras rocas emitieron un sonido quebradizo al romperse.
Lo que Akame vio entonces fue a Izanami abriendo las puertas del Yomi para dejar escapar al peor de los demonios. A su bestia favorita. A su mejor herramienta. A su sombra. Una figura alargada, escamas por todo su sinuoso cuerpo, construido enteramente para constreñir, tragar, matar. Una serpiente de dimensiones gigantescas, que se movía por toda la cueva a una velocidad asombrosa para su tamaño, haciendo un ovillo alrededor de aquel —para ella— reducido espacio en el que Akame, curiosamente, era el centro.
Su cabeza, ancha, de color pardo y con franjas oscuras de bordes negros coloreándola, posaron su atención en el diminuto humano de ojos rojos que la observaban.
Le habló desde la altura:
—Yo también bussco poder. —Sus dientes estaban aserrados hacia adentro, tenía un hálito putrefacto, y se notaba por cómo pronunciaba las palabras que aquella no era su lengua nativa—. Quiero losss ojosss de una Arborícola. Quiero el veneno de una Marina de Pico, con la abundancia de una Mamba. Quiero losss colmillosss de una Esscupidora.
»Lo quiero TODO.
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Akame oía que la voz procedía de algún punto a su derecha, luego al frente, y finalmente a su izquierda. A su izquierda, fue allí donde lo vio. En una grieta encharcada, de la que de pronto empezó a salir agua a raudales. La tierra se abrió; el suelo y las rocas puntiagudas que colgaban sobre su cabeza vibraron; y las duras rocas emitieron un sonido quebradizo al romperse.
Lo que Akame vio entonces fue a Izanami abriendo las puertas del Yomi para dejar escapar al peor de los demonios. A su bestia favorita. A su mejor herramienta. A su sombra. Una figura alargada, escamas por todo su sinuoso cuerpo, construido enteramente para constreñir, tragar, matar. Una serpiente de dimensiones gigantescas, que se movía por toda la cueva a una velocidad asombrosa para su tamaño, haciendo un ovillo alrededor de aquel —para ella— reducido espacio en el que Akame, curiosamente, era el centro.
Su cabeza, ancha, de color pardo y con franjas oscuras de bordes negros coloreándola, posaron su atención en el diminuto humano de ojos rojos que la observaban.
Le habló desde la altura:
—Yo también bussco poder. —Sus dientes estaban aserrados hacia adentro, tenía un hálito putrefacto, y se notaba por cómo pronunciaba las palabras que aquella no era su lengua nativa—. Quiero losss ojosss de una Arborícola. Quiero el veneno de una Marina de Pico, con la abundancia de una Mamba. Quiero losss colmillosss de una Esscupidora.
»Lo quiero TODO.
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