11/01/2020, 00:36
Akame se encogió de hombros: estaba empezando a acostumbrarse a toparse con enemigos peligrosos, que sabían del poder de los Uchiha y tenían sus propias ideas acerca de cómo enfrentarse al Sharingan. Por ahora, pocos —por no decir ninguno— habían tenido éxito, pero quién sabía si la serpiente del Lago de las Ningyos sería distinta.
—"El guerrero victorioso sólo entra en batalla cuando ya sabe que la ha ganado" —recitó, docto, el Uchiha. Sí, incluso en una situación como aquella, Akame se había permitido una pequeña licencia literaria; cómo no, de Suneate Tzumaru. «Y en el País de la Tierra... Qué apropiado»—. Pero lo tendré en cuenta, en caso de que esa víbora sea escurridiza.
Ahora tenía un objetivo, un propósito. Por mucho que se hubiera empeñado en negarlo, aquello le hacía sentir bien; estaba dentro de su zona de confort. La vida era más fácil cuando simplemente tenías que apretar los dientes y avanzar hacia la línea de meta, o al menos eso pensaba Akame. Y como dice el dicho, "los viejos hábitos tardan en morir".
—Espero que no te importe, pero voy a encender la luz —anunció—. Si tengo que deshacer el camino a ciegas la serpiente del Lago de las Ningyos se va a morir, pero de vieja, antes de que yo llegue.
Chasqueó los dedos, usando de nuevo su técnica de la linterna mágica, y buscó al amparo del fulgor anaranjado de su Katon la forma de volver a la superficie.
—"El guerrero victorioso sólo entra en batalla cuando ya sabe que la ha ganado" —recitó, docto, el Uchiha. Sí, incluso en una situación como aquella, Akame se había permitido una pequeña licencia literaria; cómo no, de Suneate Tzumaru. «Y en el País de la Tierra... Qué apropiado»—. Pero lo tendré en cuenta, en caso de que esa víbora sea escurridiza.
Ahora tenía un objetivo, un propósito. Por mucho que se hubiera empeñado en negarlo, aquello le hacía sentir bien; estaba dentro de su zona de confort. La vida era más fácil cuando simplemente tenías que apretar los dientes y avanzar hacia la línea de meta, o al menos eso pensaba Akame. Y como dice el dicho, "los viejos hábitos tardan en morir".
—Espero que no te importe, pero voy a encender la luz —anunció—. Si tengo que deshacer el camino a ciegas la serpiente del Lago de las Ningyos se va a morir, pero de vieja, antes de que yo llegue.
Chasqueó los dedos, usando de nuevo su técnica de la linterna mágica, y buscó al amparo del fulgor anaranjado de su Katon la forma de volver a la superficie.