12/01/2020, 22:13
(Última modificación: 12/01/2020, 22:14 por Aotsuki Ayame.)
Desde su posición, y buenamente camuflada en el suelo de aquella lata perforada, la kunoichi pudo estudiar el entorno sin sufrir ningún percance. Era un lugar amplio, como bien había podido comprobar desde su atalaya de espionaje, pero la lluvia percolaba a través de las fisuras que se creaban entre las placas que conformaban el techo y terminaban cayendo al suelo, creando más charcos como ella misma. Por el momento estaría bien resguardada de los ojos indiscretos de las siete personas que observaba desde allí: cinco de ellos se afanaban apilando cajas de pescado y preparando lo que parecían ser carrozas de transporte y los dos restantes, los dos pobres guardias a los que había conseguido engañar, ahora sufrían las graves reprimendas de su jefe, al fondo del galpón.
«Ahora no les quedará más remedio que creer que han sido imaginaciones suyas...» Se rio para sus adentros.
Sus pensamientos se vieron, sin embargo, truncados cuando escuchó unos pasos acelerados y sintió que alguien la pisaba ligeramente.
—¡Guko-san! Los caballos están listos, y la ruta hacia Baratie está despejada. Ya nos encargamos de pagar la comisión de los guardias también, así que todo va viento en popa.
—Ya escuchó usted, Kincho-san —replicó el tal Guko, dirigiéndose hacia el sospechoso capitán—. Ya escuchó usted. ¿Estará Kaido-sama complacido entonces con el cargamento? ¿Podemos quedarnos tranquilos de que estaremos protegidos durante los próximos séis meses?
Kaido...
Ayame se sintió como si le acabaran de echar un jarro de agua congelada por encima. Sus sentidos se volvieron hacia Kincho, que se encontraba de espaldas a ella, revisando una hilera de pescados. Bajo la atenta mirada de la kunoichi, tomó uno de aquellos peces, abrió la hendidura que abría en canal a los animales y extrajo de sus entrañas una pequeña bolsa sellada que contenía algo de color azul brillante.
Y ese algo no era, nada más y nada menos, que omoide. ¿Cómo no iba a reconocerlo? Ella misma había tenido una bolsita similar entre sus manos. No le costó encajar las piezas: aquello no era una simple fábrica de pescado, tan solo era la tapadera para un negocio mucho más turbio. Un negocio que movía mucho dinero y arruinaba la vida de tantas y tantas personas. La imagen de Uchiha Akame, desfigurado, con el rostro desencajado por el mono de aquella sustancia y rogándole que le devolviera su más preciado tesoro; volvió a dibujarse en su memoria. ¡Y Kaido estaba involucrado en todo aquello!
Sintió que le hervían las entrañas de pura ira.
Kaido...
Kaido...
¡KAIDO!
—Quien sabe. Ya sabe como puede ser el jefe, pero por lo que veo, todo está en orden, así que supongo no habrá problemas hasta la próxima. ¡Señores, empecemos la carga! ¡Tenemos un largo viaje hasta el Remolino!
—¡¡¡KAIDOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
Susano'o se había materializado en el interior del galpón, en forma de una joven muchacha que Kincho conocía muy bien y que estaba envuelta por completo en un remolino de agua que se abalanzó sobre ellos como si un ferrocarril se tratara. La fuerza del agua, como la de una catarata, arrolló todo lo que encontró a su paso, sin piedad, sin distinciones. Tan solo buscaba una cosa, lo mismo que buscaba con el carro de mercancía de Las Náyades: Destruir. DESTRUIR. DESTRUIR.
«Ahora no les quedará más remedio que creer que han sido imaginaciones suyas...» Se rio para sus adentros.
Sus pensamientos se vieron, sin embargo, truncados cuando escuchó unos pasos acelerados y sintió que alguien la pisaba ligeramente.
—¡Guko-san! Los caballos están listos, y la ruta hacia Baratie está despejada. Ya nos encargamos de pagar la comisión de los guardias también, así que todo va viento en popa.
—Ya escuchó usted, Kincho-san —replicó el tal Guko, dirigiéndose hacia el sospechoso capitán—. Ya escuchó usted. ¿Estará Kaido-sama complacido entonces con el cargamento? ¿Podemos quedarnos tranquilos de que estaremos protegidos durante los próximos séis meses?
Kaido...
Ayame se sintió como si le acabaran de echar un jarro de agua congelada por encima. Sus sentidos se volvieron hacia Kincho, que se encontraba de espaldas a ella, revisando una hilera de pescados. Bajo la atenta mirada de la kunoichi, tomó uno de aquellos peces, abrió la hendidura que abría en canal a los animales y extrajo de sus entrañas una pequeña bolsa sellada que contenía algo de color azul brillante.
Y ese algo no era, nada más y nada menos, que omoide. ¿Cómo no iba a reconocerlo? Ella misma había tenido una bolsita similar entre sus manos. No le costó encajar las piezas: aquello no era una simple fábrica de pescado, tan solo era la tapadera para un negocio mucho más turbio. Un negocio que movía mucho dinero y arruinaba la vida de tantas y tantas personas. La imagen de Uchiha Akame, desfigurado, con el rostro desencajado por el mono de aquella sustancia y rogándole que le devolviera su más preciado tesoro; volvió a dibujarse en su memoria. ¡Y Kaido estaba involucrado en todo aquello!
Sintió que le hervían las entrañas de pura ira.
Kaido...
Kaido...
¡KAIDO!
—Quien sabe. Ya sabe como puede ser el jefe, pero por lo que veo, todo está en orden, así que supongo no habrá problemas hasta la próxima. ¡Señores, empecemos la carga! ¡Tenemos un largo viaje hasta el Remolino!
—¡¡¡KAIDOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
Susano'o se había materializado en el interior del galpón, en forma de una joven muchacha que Kincho conocía muy bien y que estaba envuelta por completo en un remolino de agua que se abalanzó sobre ellos como si un ferrocarril se tratara. La fuerza del agua, como la de una catarata, arrolló todo lo que encontró a su paso, sin piedad, sin distinciones. Tan solo buscaba una cosa, lo mismo que buscaba con el carro de mercancía de Las Náyades: Destruir. DESTRUIR. DESTRUIR.
¤ Intolerancia a las drogas
Sientes un desprecio irracional (o justificado) hacia cualquier cosa, desde personas a determinadas actitudes o grupos. Éste desprecio no es ligero, sino que es bastante marcado, y puede conducir las acciones de tu personaje hacia una dirección equivocada. Ten en cuenta que algunas cosas podrían ser demasiado triviales para esto. Pregunta a un administrador.