12/01/2020, 23:52
Daruu resopló frustrado.
—Pues mira, no lo había pensado —se lamentó Daruu—, seguro que lo pierdo. Se me va a caer en un FOSO —espetó, agraviado, y dejó caer los hombros de nuevo.
Sea como fuere, el trío emprendió la marcha. El Bosque de Azur estaba a apenas unas dos horas desde la entrada de Amegakure, de modo que no tardaron mucho en ver las copas de los árboles. Incluso desde allí podía verse el brillo añil de la extraña hierba que iluminaba el bosque, cuya alta vegetación sumiría de lo contrario el interior de la espesa oscuridad de una noche sin luna.
—Oye, a todo esto... ¿cómo se supone que vamos a dar con el tal...? —Daruu rebuscó en el bolsillo de su chaqueta, extrajo el pergamino de misión y revisó con cuidado el texto—. Amatsu... Yokuna. Vaya nombrecito.
—Pues mira, no lo había pensado —se lamentó Daruu—, seguro que lo pierdo. Se me va a caer en un FOSO —espetó, agraviado, y dejó caer los hombros de nuevo.
Sea como fuere, el trío emprendió la marcha. El Bosque de Azur estaba a apenas unas dos horas desde la entrada de Amegakure, de modo que no tardaron mucho en ver las copas de los árboles. Incluso desde allí podía verse el brillo añil de la extraña hierba que iluminaba el bosque, cuya alta vegetación sumiría de lo contrario el interior de la espesa oscuridad de una noche sin luna.
—Oye, a todo esto... ¿cómo se supone que vamos a dar con el tal...? —Daruu rebuscó en el bolsillo de su chaqueta, extrajo el pergamino de misión y revisó con cuidado el texto—. Amatsu... Yokuna. Vaya nombrecito.