13/01/2020, 18:43
Uchiha Raito se prendió un cigarrillo y dio una honda calada.
—Bestia o humano, le daremos caza y punto final.
El genin asintió, enérgico.
—Es una lástima que ni Yamanaka Mitsuki ni Nara Sora hayan venido, ¿no cree Raito-sensei? Ehm… Perdón, perdón. ¿No crees, Raiton-sensei? Quiero decir, honestamente, creo que cualquiera puede decir que conformamos el mejor equipo que Uzu ha visto en décadas. ¡Lo tenemos todo! —Silencio—. ¿Raito-sensei? Por qué… ¿Por qué no dice nada? ¿Acaso no lo piensa? ¿No somos el mejor equipo que usted ha…? ¡Auch! Perdón, perdón. ¿No somos el mejor equipo que has tenido nunca?
—No.
La respuesta fue tan directa y cortante que el pobre chico cayó de culo y estuvo largos segundos balbuceando palabras inconexas.
—Pero… ¡Raito-sensei! Si no lo piensas, ¡al menos deberías decirlo! Es lo que la gente hace, ¿sabes? Pequeñas mentiras piadosas para hacer sentir mejor a los demás.
—Creí que ya os demostré que esas patochadas no van conmigo.
—No, ya, ust… Tú siempre en la línea roja. Entonces, ¿quién fue? ¿Cuál fue tu mejor…? No, no me lo digas. Ya lo sé. Eran… —miró a un lado y a otro, como si tuviese miedo de que alguien estuviese escuchando. Por un suspiro, sus ojos pasaron por el arbusto en el que Akame se cobijaba—. Eran ellos, ¿verdad? Los… Los Hermanos del Desierto.
Raito dio una calada al pitillo como única respuesta.
—Nunca hablas de ellos. Y, lo entiendo. Debe ser duro, conocer a alguien, enseñarle, y que luego resulte que es un traidor. Un…
—Te gusta hablar mucho, ¿hmm?
—Pero es que… ¡Raito-sensei! Nunca nos hablas de ellos. No cuesta mucho imaginarse cómo era Datsue por aquel entonces, viéndole ahora, pero… ¿Cómo era cuando estaban juntos? Antes se escuchaban muchas cosas, pero después del incidente ya nadie toca el tema. De verdad, Raito-sensei. Le juro… Le juro que me contentaré con poco. ¡Un pequeño relato! Y me callaré para lo que resta del día, solo hablaré para lo estrictamente necesario. ¡Qué digo el resto del día, el resto de la misión!
Uchiha Raito se quedó con la mirada perdida en la voluta de humo que salía de su cigarro.
—¿Solo para lo estrictamente necesario?
—Para eso y nada más —asintió con vehemencia el alumno.
El sensei suspiró.
—Está bien. Escucha atentamente…
Mientras tanto, Akame rodeó la pequeña sorpresa que la vida le había deparado y siguió adentrándose en el bosque. Apenas tardó diez minutos en llegar hasta un gran claro con un lago enorme llenándolo. Podía decirse que era tan extenso como el Lago de Shiona, pero la luz que le envolvía era mucho más tétrica y oscura.
Todo estaba tranquilo. No había animales bebiendo del lago, ni había rastro alguno de personas. Corría una suave brisa y la luz de la luna llena empezaba a cobrar fuerza en el cielo.
—Bestia o humano, le daremos caza y punto final.
El genin asintió, enérgico.
—Es una lástima que ni Yamanaka Mitsuki ni Nara Sora hayan venido, ¿no cree Raito-sensei? Ehm… Perdón, perdón. ¿No crees, Raiton-sensei? Quiero decir, honestamente, creo que cualquiera puede decir que conformamos el mejor equipo que Uzu ha visto en décadas. ¡Lo tenemos todo! —Silencio—. ¿Raito-sensei? Por qué… ¿Por qué no dice nada? ¿Acaso no lo piensa? ¿No somos el mejor equipo que usted ha…? ¡Auch! Perdón, perdón. ¿No somos el mejor equipo que has tenido nunca?
—No.
La respuesta fue tan directa y cortante que el pobre chico cayó de culo y estuvo largos segundos balbuceando palabras inconexas.
—Pero… ¡Raito-sensei! Si no lo piensas, ¡al menos deberías decirlo! Es lo que la gente hace, ¿sabes? Pequeñas mentiras piadosas para hacer sentir mejor a los demás.
—Creí que ya os demostré que esas patochadas no van conmigo.
—No, ya, ust… Tú siempre en la línea roja. Entonces, ¿quién fue? ¿Cuál fue tu mejor…? No, no me lo digas. Ya lo sé. Eran… —miró a un lado y a otro, como si tuviese miedo de que alguien estuviese escuchando. Por un suspiro, sus ojos pasaron por el arbusto en el que Akame se cobijaba—. Eran ellos, ¿verdad? Los… Los Hermanos del Desierto.
Raito dio una calada al pitillo como única respuesta.
—Nunca hablas de ellos. Y, lo entiendo. Debe ser duro, conocer a alguien, enseñarle, y que luego resulte que es un traidor. Un…
—Te gusta hablar mucho, ¿hmm?
—Pero es que… ¡Raito-sensei! Nunca nos hablas de ellos. No cuesta mucho imaginarse cómo era Datsue por aquel entonces, viéndole ahora, pero… ¿Cómo era cuando estaban juntos? Antes se escuchaban muchas cosas, pero después del incidente ya nadie toca el tema. De verdad, Raito-sensei. Le juro… Le juro que me contentaré con poco. ¡Un pequeño relato! Y me callaré para lo que resta del día, solo hablaré para lo estrictamente necesario. ¡Qué digo el resto del día, el resto de la misión!
Uchiha Raito se quedó con la mirada perdida en la voluta de humo que salía de su cigarro.
—¿Solo para lo estrictamente necesario?
—Para eso y nada más —asintió con vehemencia el alumno.
El sensei suspiró.
—Está bien. Escucha atentamente…
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Mientras tanto, Akame rodeó la pequeña sorpresa que la vida le había deparado y siguió adentrándose en el bosque. Apenas tardó diez minutos en llegar hasta un gran claro con un lago enorme llenándolo. Podía decirse que era tan extenso como el Lago de Shiona, pero la luz que le envolvía era mucho más tétrica y oscura.
Todo estaba tranquilo. No había animales bebiendo del lago, ni había rastro alguno de personas. Corría una suave brisa y la luz de la luna llena empezaba a cobrar fuerza en el cielo.
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
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