13/01/2020, 22:00
—Eh... no —rectificó Daruu, repasando de nuevo los detalles de la misión—. Aquí pone "los poblados", así que ni siquiera sabemos cual de ellos hay. ¿Has estado alguna vez en el bosque, Kōri-sensei? ¿Sabes cuántos poblados hay?
—Los poblados —asintió Kōri, aceptando la corrección sin ningún ápice de irritación o conformidad. Seguía tan inexpresivo como siempre.
—Es que incluso si supiéramos a cuál tenemos que ir, nada nos asegura de que Yokuna esté ahí. Me imagino que también tendrá que esconderse de esos criminales, o no nos habría pedido ayuda. Si yo le hubiera visto alguna vez, sabría reconocerle por el Byakugan, pero... —el Hyuga se encogió de hombros—. Igual puedo saberlo por la cantidad de chakra, pero no me gustaría asumir nada, sobretodo porque luego siempre nos llevamos las sorpresas más desagradables. Dicen que son genin, pero no especifican exactamente cuánto tiempo llevan siendo ninjas...
—No creo que sea buena idea... —se atrevió a intervenir Ayame—. No puedes ir todo el rato con el Byakugan activado, y seguro que nos encontramos con más shinobi por el camino. No podemos arriesgarnos a toparnos con alguno de los exiliados creyendo que puede tratarse de Yokuna.
Estaba claro que Daruu y Ayame habían crecido. Ya no eran aquellos dos genin inexpertos que se limitaban a seguir ciegamente las órdenes de su sensei. Ahora se hacían partícipes en los detalles de la misión, opinaban y se contradecían sin temor. Ya no se podría decir que se trataba de un equipo de un Jōnin con sus dos pupilos. Ahora eran dos Jōnin y una Chunin. La balanza se estaba igualando progresivamente.
—No. No es buena idea —concedió El Hielo—. Con la poca información que tenemos, no tenemos muchas opciones. Deberíamos acercarnos al poblado más cercano y recabar información... discretamente.
—Los poblados —asintió Kōri, aceptando la corrección sin ningún ápice de irritación o conformidad. Seguía tan inexpresivo como siempre.
—Es que incluso si supiéramos a cuál tenemos que ir, nada nos asegura de que Yokuna esté ahí. Me imagino que también tendrá que esconderse de esos criminales, o no nos habría pedido ayuda. Si yo le hubiera visto alguna vez, sabría reconocerle por el Byakugan, pero... —el Hyuga se encogió de hombros—. Igual puedo saberlo por la cantidad de chakra, pero no me gustaría asumir nada, sobretodo porque luego siempre nos llevamos las sorpresas más desagradables. Dicen que son genin, pero no especifican exactamente cuánto tiempo llevan siendo ninjas...
—No creo que sea buena idea... —se atrevió a intervenir Ayame—. No puedes ir todo el rato con el Byakugan activado, y seguro que nos encontramos con más shinobi por el camino. No podemos arriesgarnos a toparnos con alguno de los exiliados creyendo que puede tratarse de Yokuna.
Estaba claro que Daruu y Ayame habían crecido. Ya no eran aquellos dos genin inexpertos que se limitaban a seguir ciegamente las órdenes de su sensei. Ahora se hacían partícipes en los detalles de la misión, opinaban y se contradecían sin temor. Ya no se podría decir que se trataba de un equipo de un Jōnin con sus dos pupilos. Ahora eran dos Jōnin y una Chunin. La balanza se estaba igualando progresivamente.
—No. No es buena idea —concedió El Hielo—. Con la poca información que tenemos, no tenemos muchas opciones. Deberíamos acercarnos al poblado más cercano y recabar información... discretamente.