14/01/2020, 05:04
Nubu recibió el pergamino de manos de Daigo, y casi podía verse su pecho hinchado de la emoción. Asintió repetidamente, y corrió hacia la puerta. A los genin no les costó seguir los pasitos apresurados del infante.
Después de salir a la calle, caminaron unos metros hasta la siguiente puerta, similar a la de la vivienda Handa. Ranko dudó un momento. ¿Sabía la señora Furie que sacarían a su hijo de la casa? Kazuma acrecentó tal duda al preguntarle si la señora Yodō estaba al tanto de la misión.
—Ahm… No sé. E-espero que sí… —susurró la kunoichi, deseando que no fuese una visita inesperada para la mujer.
Al llegar, Nubu no tuvo reparo en golpear la puerta varias veces.
—Sí, voy, voy… —Se escuchó una voz apagada tras la puerta, y luego pasos flojos sobre un camino de piedra. Medio minuto después, la puerta se abrió y el rostro de una mujer de baja estatura apareció en la apertura. Tenía el cabello castaño oscuro y era al menos una década más vieja que Handa Furie —. ¿Sí? Oh, Nub… ¡Oh! —El rostro de la mujer pasó de una expresión neutral a uno de llanto sin lágrimas, claramente sobreactuado —. ¡Ooooh! ¡Qué trageeediaa-a-a-a!
Nubu apretó el pergamino contra su pecho, y su rostro se tornó tan serio como el de un niño de 5 años puede ser. Ranko le dirigió una mirada y una sonrisa ligeramente nerviosas a Kazuma y Daigo, como respondiendo a la previa interrogante del peliblanco.
—A-ahm… Yodō-san… —Con algo de timidez inicial, y poco a poco recuperando la energía, el pequeño alzó el documento.
—Nubu-chan, ¿No me digas que fue a ti a quien mandaron para rescatar a mi Sasayami-chan? —él asintió, recobrando los ánimos —. ¡Qué alivio! Vamos, pasa. ¡Tus compañeros también!
Los gestos de Yodō Naohiko eran exagerados y, en cuanto se hizo a un lado y Nubu hubo pasado, les guiñó el ojo al trío de genin. Luego los invitó con un gesto. Si pasaban por el umbral, se encontrarían con un patio similar en diseño al de los Handa, pero éste iba alrededor de la casa, cual cuadrado perfecto. Nubu estaba ya a mitad del camino de piedra hacia la casa, con las manos en la cintura, con pose heroica.
—Ahm… ¿y ahora? ¿qué hacen los ninjas para comenzar misiones? —Después de echar un vistazo al área desde su posición, parecía estar entendiendo que no podía lanzarle shuriken a todo.
Después de salir a la calle, caminaron unos metros hasta la siguiente puerta, similar a la de la vivienda Handa. Ranko dudó un momento. ¿Sabía la señora Furie que sacarían a su hijo de la casa? Kazuma acrecentó tal duda al preguntarle si la señora Yodō estaba al tanto de la misión.
—Ahm… No sé. E-espero que sí… —susurró la kunoichi, deseando que no fuese una visita inesperada para la mujer.
Al llegar, Nubu no tuvo reparo en golpear la puerta varias veces.
—Sí, voy, voy… —Se escuchó una voz apagada tras la puerta, y luego pasos flojos sobre un camino de piedra. Medio minuto después, la puerta se abrió y el rostro de una mujer de baja estatura apareció en la apertura. Tenía el cabello castaño oscuro y era al menos una década más vieja que Handa Furie —. ¿Sí? Oh, Nub… ¡Oh! —El rostro de la mujer pasó de una expresión neutral a uno de llanto sin lágrimas, claramente sobreactuado —. ¡Ooooh! ¡Qué trageeediaa-a-a-a!
Nubu apretó el pergamino contra su pecho, y su rostro se tornó tan serio como el de un niño de 5 años puede ser. Ranko le dirigió una mirada y una sonrisa ligeramente nerviosas a Kazuma y Daigo, como respondiendo a la previa interrogante del peliblanco.
—A-ahm… Yodō-san… —Con algo de timidez inicial, y poco a poco recuperando la energía, el pequeño alzó el documento.
—Nubu-chan, ¿No me digas que fue a ti a quien mandaron para rescatar a mi Sasayami-chan? —él asintió, recobrando los ánimos —. ¡Qué alivio! Vamos, pasa. ¡Tus compañeros también!
Los gestos de Yodō Naohiko eran exagerados y, en cuanto se hizo a un lado y Nubu hubo pasado, les guiñó el ojo al trío de genin. Luego los invitó con un gesto. Si pasaban por el umbral, se encontrarían con un patio similar en diseño al de los Handa, pero éste iba alrededor de la casa, cual cuadrado perfecto. Nubu estaba ya a mitad del camino de piedra hacia la casa, con las manos en la cintura, con pose heroica.
—Ahm… ¿y ahora? ¿qué hacen los ninjas para comenzar misiones? —Después de echar un vistazo al área desde su posición, parecía estar entendiendo que no podía lanzarle shuriken a todo.
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