14/01/2020, 21:53
La mujer terminó por caer la suelo, escuchando a su vez como algo crujía en el suelo. Esto la puso en alerta, pero ahora mismo no disponía de su arma para montar una guardia. Lo mejor que podía hacer era aguantar el dolor e intentar incorporarse. Entre tanto, las dos que apenas habían logrado levantarse fueron llevadas nuevamente de inmediato al suelo.
La duodécima estaba desprovista de su bastón, el cuál era crucial no sólo para su defensa personal sino para dictar las órdenes a sus seguidoras. Sin embargo, más pronto que tarde recibió un corte en una de sus más preciadas articulaciones, sacándola de sus pensamientos.
—¡AHHHHHH!— Se quejó a viva voz mientras se llevaba las manos a la herida, sintiendo como aquel tibio líquido se le escurría entre los dedos.
—¡Jūni-sama!— Gritó una de las mujeres al escuchar el quejido de su líder.
Las dos de la derecha fueron las primeras en acercarse, tratando de socorrerla sin saber exactamente que había pasado.
Pero las dos mujeres que habían recibido los impactos de las estrellas en primera instancia aún no estaban totalmente descartas de la pelea. Cada una hizo lo posible por retirar las armas que se les habían clavado, a fin de tener algo más de movilidad mientras buscaban tomar nuevamente sus varas.
—Uhh... huuu...— La mujer entonces dio dos manotazos rápidos al suelo, hizo una pausa breve y volvió a dar dos.
Aún cuando la prioridad era atender a la chamana mayor, las órdenes fueron dadas. Las otras dos de la siniestra fueron las que reaccionaron al mandato, buscando sus bastones y lanzándolos cuales jabalinas a la última dirección donde escuchasen movimiento de pasos.
La duodécima estaba desprovista de su bastón, el cuál era crucial no sólo para su defensa personal sino para dictar las órdenes a sus seguidoras. Sin embargo, más pronto que tarde recibió un corte en una de sus más preciadas articulaciones, sacándola de sus pensamientos.
—¡AHHHHHH!— Se quejó a viva voz mientras se llevaba las manos a la herida, sintiendo como aquel tibio líquido se le escurría entre los dedos.
—¡Jūni-sama!— Gritó una de las mujeres al escuchar el quejido de su líder.
Las dos de la derecha fueron las primeras en acercarse, tratando de socorrerla sin saber exactamente que había pasado.
Pero las dos mujeres que habían recibido los impactos de las estrellas en primera instancia aún no estaban totalmente descartas de la pelea. Cada una hizo lo posible por retirar las armas que se les habían clavado, a fin de tener algo más de movilidad mientras buscaban tomar nuevamente sus varas.
—Uhh... huuu...— La mujer entonces dio dos manotazos rápidos al suelo, hizo una pausa breve y volvió a dar dos.
Aún cuando la prioridad era atender a la chamana mayor, las órdenes fueron dadas. Las otras dos de la siniestra fueron las que reaccionaron al mandato, buscando sus bastones y lanzándolos cuales jabalinas a la última dirección donde escuchasen movimiento de pasos.