15/01/2020, 15:20
Parecía que el amejin estaba de acuerdo con la teoría de Takumi. Este vio como el mapache inmediatamente se puso camino hacia afuera, le parecía excepcional la comunicación y coordinación que tenían estos dos, parecía que que se podían comunicar mentalmente casi.
—Quizás se haya ido por su propia voluntad, ¡no había pensado en eso! En cualquier caso, prefiero no decirle nada a la señora hasta que la tengamos de vuelta...
—Va a ser la mejor opción, si le decimos algo de que se ha fugado se puede entorpecer nuestra búsqueda, ella iría de cabeza a buscarla.
El genin de Ame se dispuso para salir a buscar algún rastro o alguna pista que les llevara hacia el paradero de la niña, el marionetista le siguió sin mediar palabra casi. Este primero se detuvo frente a la mujer, estaba muy nerviosa y probablemente se imaginaría que su hija se haya podido fugar pero el kazejin no entendía por qué no les había comentado esa opción.
—Traeremos a su hija de vuelta, no se preocupe. —Dijo justo antes de salir por la puerta.
—Daremos lo mejor de nosotros, no se preocupe —Mientras Takumi levantó la mano a modo de despedida a la vez que salía por la puerta detrás de su compañero.
Ya fuera se dedicó a observar al amejin y a su mapache, el cual lentamente les guió a la parte trasera de la vivienda mientras olfateaba minuciosamente por donde pasaba. Al llegar detrás de la casa el mapache se detuvo frente a unas huellas, no eran muy claras pero lo suficiente cómo para ver que eran marcas de unas sandalias geta, ideales para caminar por terrenos embarrados. El genin de Uzu se quedó a la espalda de Kisame mientras este se agachaba para ver las huellas con más detalle y, al poco, se giró hacia este primero; parecía que buscando su opinión del asunto.
—Bueno por fin una pista sólida. ¿Tu criatura puede rastrear estas huellas fácilmente no?
—Quizás se haya ido por su propia voluntad, ¡no había pensado en eso! En cualquier caso, prefiero no decirle nada a la señora hasta que la tengamos de vuelta...
—Va a ser la mejor opción, si le decimos algo de que se ha fugado se puede entorpecer nuestra búsqueda, ella iría de cabeza a buscarla.
El genin de Ame se dispuso para salir a buscar algún rastro o alguna pista que les llevara hacia el paradero de la niña, el marionetista le siguió sin mediar palabra casi. Este primero se detuvo frente a la mujer, estaba muy nerviosa y probablemente se imaginaría que su hija se haya podido fugar pero el kazejin no entendía por qué no les había comentado esa opción.
—Traeremos a su hija de vuelta, no se preocupe. —Dijo justo antes de salir por la puerta.
—Daremos lo mejor de nosotros, no se preocupe —Mientras Takumi levantó la mano a modo de despedida a la vez que salía por la puerta detrás de su compañero.
Ya fuera se dedicó a observar al amejin y a su mapache, el cual lentamente les guió a la parte trasera de la vivienda mientras olfateaba minuciosamente por donde pasaba. Al llegar detrás de la casa el mapache se detuvo frente a unas huellas, no eran muy claras pero lo suficiente cómo para ver que eran marcas de unas sandalias geta, ideales para caminar por terrenos embarrados. El genin de Uzu se quedó a la espalda de Kisame mientras este se agachaba para ver las huellas con más detalle y, al poco, se giró hacia este primero; parecía que buscando su opinión del asunto.
—Bueno por fin una pista sólida. ¿Tu criatura puede rastrear estas huellas fácilmente no?