16/01/2020, 17:31
Cuál sería la sorpresa de Raito cuando su pequeña triquiñuela se viese truncada —o quizá no del todo, pero era arriesgarse usarla ahora—, por una técnica que, desde su posición, pareciese que abría la tierra en dos como las fauces de un monstruo listo para recibirle.
Chasqueó la lengua, pero rápidamente pasó al plan B. Mientras seguía cayendo, ejecutó unos sellos rápidos y…
… y Akame, cuando salió de su escondrijo, lo vio. Esa más que posible agresión hacia su persona. Y hacia la cabeza de la serpiente que, efectivamente, había salido a relucir para partir a Akame en dos de un bocado. Claro que, ahora que sus ojos también veían, tenía cosas más importantes de las que preocuparse. Cosas como…
… como el legado de Shiona.
Eso era lo que se encontraría Akame nada más salir de su escondrijo. Los recuerdos de su antigua Uzukage. En toda su cara. En forma de un torbellino de chakra carmesí.
Chasqueó la lengua, pero rápidamente pasó al plan B. Mientras seguía cayendo, ejecutó unos sellos rápidos y…
… y Akame, cuando salió de su escondrijo, lo vio. Esa más que posible agresión hacia su persona. Y hacia la cabeza de la serpiente que, efectivamente, había salido a relucir para partir a Akame en dos de un bocado. Claro que, ahora que sus ojos también veían, tenía cosas más importantes de las que preocuparse. Cosas como…
… como el legado de Shiona.
Eso era lo que se encontraría Akame nada más salir de su escondrijo. Los recuerdos de su antigua Uzukage. En toda su cara. En forma de un torbellino de chakra carmesí.
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