16/01/2020, 18:07
(Última modificación: 16/01/2020, 18:13 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
—¿Té? ¡Estás en Shinogi-To!— El cantinero parecía algo confuso ante la simplista petición del jovenzuelo. —Por si no te habías dado cuenta esto es un bar, aquí sólo servimos bebidas alcohólicas y bocadillos. Como mucho te puedo dar agua del grifo— Contestó en voz alta.
Algunos de los comensales rieron un poco ante la burla del cantinero, pero pronto se vieron opacados por las estruendosas carcajadas del ebrio.
—¡Mushasho no seas tan tímido, HIP!— Terminó por hablar. —Anda, yo te invito una copita, pero con moderación. Que como adulto, tenemos que dar el ejemplo a los jóvenes. ¿Ves? Yo trato de ser amable, y por cortesía, hay que ser agradecido. ¿Así son las tradiciones no? ¡HIP!— El hombre volteó a ver el cantinero. —Añádalo a mi cuenta como siempre—. Zangoloteó la mano.
—¿¡Cuál cuenta si nunca te había visto en la vida!?— Puso los brazos en jarra.
—Ahhhh. ¿Tú no eres Hari?— Parpadeó y luego se echó a reír.
El cantinero se llevó la palma a la mano y negó con resignación. Algo le decía que no iba a recibir un sólo centavo por el consumo de ese hombre, ¿pero para que iba a enojarse? Igual molestar a un ninja ebrio no era buena idea.
Si Kisame le atendía con más detalle, el aspecto del borracho, más allá de su extravagancia, era hasta cierto punto amenazante. No llevaba armas a la vista, aunque con los sendos brazos de leñador que poseía tampoco es que le hicieran mucha falta. Sus pantalones eran flojos y algo abombados en la cadera, por lo que no podías deducir si portaba algo o no. Tenía un algo, algo magnético que por alguna razón le impidió al cantinero enfurecerse en su contra. Pese a su estado de ebriedad, el tipo parecía realmente querer ser amable, en contraste con su desaliñado aspecto. No tenía demasiada cicatriz visible, contrario a lo que podía esperarse de alguien experimentado.
Algunos de los comensales rieron un poco ante la burla del cantinero, pero pronto se vieron opacados por las estruendosas carcajadas del ebrio.
—¡Mushasho no seas tan tímido, HIP!— Terminó por hablar. —Anda, yo te invito una copita, pero con moderación. Que como adulto, tenemos que dar el ejemplo a los jóvenes. ¿Ves? Yo trato de ser amable, y por cortesía, hay que ser agradecido. ¿Así son las tradiciones no? ¡HIP!— El hombre volteó a ver el cantinero. —Añádalo a mi cuenta como siempre—. Zangoloteó la mano.
—¿¡Cuál cuenta si nunca te había visto en la vida!?— Puso los brazos en jarra.
—Ahhhh. ¿Tú no eres Hari?— Parpadeó y luego se echó a reír.
El cantinero se llevó la palma a la mano y negó con resignación. Algo le decía que no iba a recibir un sólo centavo por el consumo de ese hombre, ¿pero para que iba a enojarse? Igual molestar a un ninja ebrio no era buena idea.
Si Kisame le atendía con más detalle, el aspecto del borracho, más allá de su extravagancia, era hasta cierto punto amenazante. No llevaba armas a la vista, aunque con los sendos brazos de leñador que poseía tampoco es que le hicieran mucha falta. Sus pantalones eran flojos y algo abombados en la cadera, por lo que no podías deducir si portaba algo o no. Tenía un algo, algo magnético que por alguna razón le impidió al cantinero enfurecerse en su contra. Pese a su estado de ebriedad, el tipo parecía realmente querer ser amable, en contraste con su desaliñado aspecto. No tenía demasiada cicatriz visible, contrario a lo que podía esperarse de alguien experimentado.