17/01/2020, 00:27
Tras un pequeño rato callado Kisame rompió el silencio.
—Quizás hayan sido cosas mías, en cualquier caso, no podemos bajar la guardia.
Takumi asintió con la cabeza y procedió a seguir los pasos del mapache y su compañero. Tras algunos minutos el rastro llevaba fuera del camino, por una zona dónde la vegetación y la humedad hacían complicada la marcha. «¿Hasta dónde cojones se fueron estos bobos de verdad, ya puede tener una buena excusa la chavala para fugarse porque estamos haciendo esto sin tener asegurada una recompensa siquiera.» Llegó un momento en el que los genin estaban frente a la entrada de una cueva, el marionetista miró al amejin para ver que hacía, pero este simplemente se dedicó a seguir a su compañero animal. «¿Una cueva? ¿Pero quién viene a fugarse aquí? Encima huele a humedad lo que no está escrito, esto me está empezando a oler a chamusquina...»
Al poco de entrar a la cueva el mapache se detuvo y dio media vuelta mirando al genin de la Lluvia, ¿eso era que el rastro acababa ahí? La visibilidad dentro de la cueva se había reducido y mientras el kazejin pensaba un método para iluminar la cueva y poder seguir explorando más allá de repente escuchó algo, era un sonido lejano, era... ¿metálico?
—¿Eh? —susurró mientras se ponía en alerta y llevaba su mano cerca de su portaobjetos. —Kisame-kun he oído un sonido metálico a lo lejos de la cueva, estaba muy lejos pero no me fío, ¿que hacemos? —Se cuestionó. —¿Avanzamos?
—Quizás hayan sido cosas mías, en cualquier caso, no podemos bajar la guardia.
Takumi asintió con la cabeza y procedió a seguir los pasos del mapache y su compañero. Tras algunos minutos el rastro llevaba fuera del camino, por una zona dónde la vegetación y la humedad hacían complicada la marcha. «¿Hasta dónde cojones se fueron estos bobos de verdad, ya puede tener una buena excusa la chavala para fugarse porque estamos haciendo esto sin tener asegurada una recompensa siquiera.» Llegó un momento en el que los genin estaban frente a la entrada de una cueva, el marionetista miró al amejin para ver que hacía, pero este simplemente se dedicó a seguir a su compañero animal. «¿Una cueva? ¿Pero quién viene a fugarse aquí? Encima huele a humedad lo que no está escrito, esto me está empezando a oler a chamusquina...»
Al poco de entrar a la cueva el mapache se detuvo y dio media vuelta mirando al genin de la Lluvia, ¿eso era que el rastro acababa ahí? La visibilidad dentro de la cueva se había reducido y mientras el kazejin pensaba un método para iluminar la cueva y poder seguir explorando más allá de repente escuchó algo, era un sonido lejano, era... ¿metálico?
*clink...*
—¿Eh? —susurró mientras se ponía en alerta y llevaba su mano cerca de su portaobjetos. —Kisame-kun he oído un sonido metálico a lo lejos de la cueva, estaba muy lejos pero no me fío, ¿que hacemos? —Se cuestionó. —¿Avanzamos?