17/01/2020, 18:48
«¡Mierda!»
Lo vio a apenas unos metros de distancia. Las manos de Raito formando el sello de la Serpiente. Un destello luminoso que provenía de algún punto a su izquierda. La jugada de Raito había sido buena y la mala fortuna —o tal vez la simple casualidad— había decidido que esa vez Akame había apostado a cara y la moneda caía en cruz. Sin embargo, un ninja experimentado como aquel joven Uchiha sabía unir la línea de puntos a una velocidad acojonante, incluso bajo presión. Sabía que era un sello explosivo lo que su antiguo sensei acababa de detonar a distancia, y sabía que tenía apenas una fracción de segundo para reaccionar.
Un instante...
La etiqueta explosiva detonó con la fuerza de un auténtico volcán, reventando todo en un radio de seis metros y dejando un precioso cráter similar al que hubiera producido la caída de un meteorito. Raito observaba los restos humeantes del mismo tratando de prever el siguiente compás de la batalla mientras prevenía a su joven alumno; quizás demasiado tarde.
Porque Akame había ejecutado un Sunshin in extremis, catapultándose a velocidad ultrarrápida al otro lado de la fisura creada anteriormente por su Doton. Concretamente, hasta el flanco del pobre Daiku. Aprovechando la sorpresa, con la mano izquierda trataría de agarrarle el brazo en una llave para llevárselo a la espalda de un tirón, mientras se colocaba justo detrás del muchacho y de su manga derecha salía expelido un kunai. La diestra del Uchiha lo agarraría con fuerza para rodear al Akimichi por los hombros e intentar que el filo de la daga acabara justamente en el gaznate de aquel muchacho.
Si lo conseguía, empujaría a Daiku para que ambos quedaran de cara a Raito; con el kunai en el cuello uno y protegido por éste el otro.
Lo vio a apenas unos metros de distancia. Las manos de Raito formando el sello de la Serpiente. Un destello luminoso que provenía de algún punto a su izquierda. La jugada de Raito había sido buena y la mala fortuna —o tal vez la simple casualidad— había decidido que esa vez Akame había apostado a cara y la moneda caía en cruz. Sin embargo, un ninja experimentado como aquel joven Uchiha sabía unir la línea de puntos a una velocidad acojonante, incluso bajo presión. Sabía que era un sello explosivo lo que su antiguo sensei acababa de detonar a distancia, y sabía que tenía apenas una fracción de segundo para reaccionar.
Un instante...
La etiqueta explosiva detonó con la fuerza de un auténtico volcán, reventando todo en un radio de seis metros y dejando un precioso cráter similar al que hubiera producido la caída de un meteorito. Raito observaba los restos humeantes del mismo tratando de prever el siguiente compás de la batalla mientras prevenía a su joven alumno; quizás demasiado tarde.
Porque Akame había ejecutado un Sunshin in extremis, catapultándose a velocidad ultrarrápida al otro lado de la fisura creada anteriormente por su Doton. Concretamente, hasta el flanco del pobre Daiku. Aprovechando la sorpresa, con la mano izquierda trataría de agarrarle el brazo en una llave para llevárselo a la espalda de un tirón, mientras se colocaba justo detrás del muchacho y de su manga derecha salía expelido un kunai. La diestra del Uchiha lo agarraría con fuerza para rodear al Akimichi por los hombros e intentar que el filo de la daga acabara justamente en el gaznate de aquel muchacho.
Si lo conseguía, empujaría a Daiku para que ambos quedaran de cara a Raito; con el kunai en el cuello uno y protegido por éste el otro.