17/01/2020, 19:59
(Última modificación: 17/01/2020, 20:00 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Ayame dejó tras de sí a una confundida Kodama, que quedaría zarandeando en el aire asustada sus dos espadas imbuídas en el alma de Raijin hasta que la niebla se disipase y dejase tras de sí la incógnita de si la amejin estaba todavía escondida en los arbustos, preparada para matarla en cualquier momento. Corrió a través de los árboles siguiendo el mismo recorrido que su Kage Bunshin, evitando el lugar donde había caído derrotado y por tanto donde los makabishi todavía esperaban para cobrarse venganza por el engaño del clon. Sorteó troncos, ramas y arbustos: algunos de ellos arañaron sus piernas y sus brazos. Pero hacía mucho tiempo que Nejima había salido corriendo tras la niña.
No obstante, Ayame era una kunoichi muy rápida, y con el oído muy fino. Por si fuera poco, desde hacía tiempo había comenzado a ser capaz de sentir ciertos chakras cuando estaban cerca de ella. Fue así como supo que estaba alcanzando a su antiguo abusón. Por lo visto, él también se había dado cuenta de que la muchacha todavía estaba persiguiéndole.
—¿¡Pero cómo es posible!? —gritó—. ¡Creía que te había dad-! ¡¡AHHH!!
Para cuando Ayame quiso preguntarse qué había pasado con él, se topó de golpe con lo mismo que había sido su perdición. Un imprevisto al que fue imposible reaccionar a velocidad de carrera, y a la vez un augurio terrible: parte de la valla que separaba el linde del Bosque de Azur de sus profundidades prohibidas. Y eso no fue lo peor: lo que había al otro lado era un foso: negro y sin final a la vista. Ahora caía sin remedio, y lo único que era capaz de ver era a Nejima, quien por delante de ella se precipitaba también hacia una muerte segura gritando como un niño pequeño.
De pronto, la kunoichi cayó sobre algo blando y suave. La cabeza le dio vueltas unos instantes; el corazón le latía a toda velocidad, presa del terror: la oscuridad de aquél agujero y el miedo a una muerte inevitable la tenían al borde del desmayo.
Cuando se repuso, se dio cuenta de que lo que había evitado el fatal desenlace era un enorme pájaro de plumaje plateado con motas negras. El ave echó la vista hacia atrás y la miró. Tenía los ojos de un negro profundo y por la forma de su pico, parecía un halcón. Sólo que de un tamaño exageradamente desproporcionado.
—¿Cómo pretendes servir de refuerzo a Yokuna-kun si nada más llegar al Bosque te tiras por un foso? —habló, para sorpresa de Ayame.
No obstante, Ayame era una kunoichi muy rápida, y con el oído muy fino. Por si fuera poco, desde hacía tiempo había comenzado a ser capaz de sentir ciertos chakras cuando estaban cerca de ella. Fue así como supo que estaba alcanzando a su antiguo abusón. Por lo visto, él también se había dado cuenta de que la muchacha todavía estaba persiguiéndole.
—¿¡Pero cómo es posible!? —gritó—. ¡Creía que te había dad-! ¡¡AHHH!!
Para cuando Ayame quiso preguntarse qué había pasado con él, se topó de golpe con lo mismo que había sido su perdición. Un imprevisto al que fue imposible reaccionar a velocidad de carrera, y a la vez un augurio terrible: parte de la valla que separaba el linde del Bosque de Azur de sus profundidades prohibidas. Y eso no fue lo peor: lo que había al otro lado era un foso: negro y sin final a la vista. Ahora caía sin remedio, y lo único que era capaz de ver era a Nejima, quien por delante de ella se precipitaba también hacia una muerte segura gritando como un niño pequeño.
De pronto, la kunoichi cayó sobre algo blando y suave. La cabeza le dio vueltas unos instantes; el corazón le latía a toda velocidad, presa del terror: la oscuridad de aquél agujero y el miedo a una muerte inevitable la tenían al borde del desmayo.
Cuando se repuso, se dio cuenta de que lo que había evitado el fatal desenlace era un enorme pájaro de plumaje plateado con motas negras. El ave echó la vista hacia atrás y la miró. Tenía los ojos de un negro profundo y por la forma de su pico, parecía un halcón. Sólo que de un tamaño exageradamente desproporcionado.
—¿Cómo pretendes servir de refuerzo a Yokuna-kun si nada más llegar al Bosque te tiras por un foso? —habló, para sorpresa de Ayame.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)