17/01/2020, 21:00
Del mismo modo en que Akame había visto el sello de la Serpiente dibujado en las manos de Raito, este había visto el del Carnero en su exalumno. Y eso solo podía significar una cosa. O, bueno, dos en realidad. Pero algo le decía que ambas iban a ir en la misma…
—¡Raito-sensei! ¡Por el amor de…!
—¡Cuidado, estúpido! —gritó, alarmado, girando sobre sus talones a toda velocidad para encontrarse lo que sus ojos todavía no habían visto, pero su corazón ya temía: a su alumno, siendo amenazado de muerte por su exalumno. La pesadilla de cualquier sensei.
Si no fuese porque tenía el Sharingan activado, se preguntaría si no estaba bajo los efectos del Magen: Narakumi no Jutsu.
—¿R-raito-sensei? —farfulló Daiku, con voz aguda y asustada, llevando la única mano libre a la muñeca de su captor para tratar de impedir que le cortasen si aquel loco decidía rajarle el cuello de lado a lado—. ¿Q-quién eres? ¿Quién es, Raito-sensei?
Uchiha Raito se llevó una mano, muy lentamente, a su chaleco. Sacó un objeto pequeño de uno de sus bolsillos y…
… y se prendió un cigarro con un chasquido de dedos.
—¡Raito-sensei! —exclamó, visiblemente dolorido por la llave que le estaba retorciendo un hombro.
—Es Uchiha Akame.
—¿Cómo dice?
—El hombre que te tiene retenido. —Tomó una honda calada—. Es Uchiha Akame.
—¿Uchiha… Akame?
—El mismo. —Y expulsó una bocanada de humo.
—¿El mismo que le traicionó? ¿El mismo que asesinó a Chokichi-san?! ¿¡Ese Uchiha Akame!? —temblaba de arriba abajo.
—Ese mismo.
—Pues yo… Pues yo…
Fue un puto instante, tan rápido como el destello de un relámpago. De pronto Daiku estaba ahí, a merced de Akame, como de pronto su brazo —el que había sujetado la muñeca de Akame— tenía el tamaño de un árbol. Como no había soltado al Uchiha en ningún momento, la propia transformación catapultó a su enemigo hacia arriba —si todo salía bien—, ligeramente en diagonal, provocando que el kunai le rajase la cara de abajo arriba.
Usó ese dolor a su favor, para alimentar el fuego que crecía en sus entrañas.
—¡PUES YO SOY AKIMICHI DAIKU, HIJO DE PUTA!
Y le estampó contra el suelo con toda la fuerza del brazo de un Susano'o. Raito disparó el pitillo usando el dedo corazón y pulgar cual catapulta y salió disparado en su dirección, listo para atacar a Akame en cuanto le viese aparecer bajo el puño.
Si es que le veía, claro...
—¡Raito-sensei! ¡Por el amor de…!
—¡Cuidado, estúpido! —gritó, alarmado, girando sobre sus talones a toda velocidad para encontrarse lo que sus ojos todavía no habían visto, pero su corazón ya temía: a su alumno, siendo amenazado de muerte por su exalumno. La pesadilla de cualquier sensei.
Si no fuese porque tenía el Sharingan activado, se preguntaría si no estaba bajo los efectos del Magen: Narakumi no Jutsu.
—¿R-raito-sensei? —farfulló Daiku, con voz aguda y asustada, llevando la única mano libre a la muñeca de su captor para tratar de impedir que le cortasen si aquel loco decidía rajarle el cuello de lado a lado—. ¿Q-quién eres? ¿Quién es, Raito-sensei?
Uchiha Raito se llevó una mano, muy lentamente, a su chaleco. Sacó un objeto pequeño de uno de sus bolsillos y…
¡Chas!
… y se prendió un cigarro con un chasquido de dedos.
—¡Raito-sensei! —exclamó, visiblemente dolorido por la llave que le estaba retorciendo un hombro.
—Es Uchiha Akame.
—¿Cómo dice?
—El hombre que te tiene retenido. —Tomó una honda calada—. Es Uchiha Akame.
—¿Uchiha… Akame?
—El mismo. —Y expulsó una bocanada de humo.
—¿El mismo que le traicionó? ¿El mismo que asesinó a Chokichi-san?! ¿¡Ese Uchiha Akame!? —temblaba de arriba abajo.
—Ese mismo.
—Pues yo… Pues yo…
Daiku: Voluntad 60
Fue un puto instante, tan rápido como el destello de un relámpago. De pronto Daiku estaba ahí, a merced de Akame, como de pronto su brazo —el que había sujetado la muñeca de Akame— tenía el tamaño de un árbol. Como no había soltado al Uchiha en ningún momento, la propia transformación catapultó a su enemigo hacia arriba —si todo salía bien—, ligeramente en diagonal, provocando que el kunai le rajase la cara de abajo arriba.
Usó ese dolor a su favor, para alimentar el fuego que crecía en sus entrañas.
—¡PUES YO SOY AKIMICHI DAIKU, HIJO DE PUTA!
Y le estampó contra el suelo con toda la fuerza del brazo de un Susano'o. Raito disparó el pitillo usando el dedo corazón y pulgar cual catapulta y salió disparado en su dirección, listo para atacar a Akame en cuanto le viese aparecer bajo el puño.
Si es que le veía, claro...
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