18/01/2020, 00:15
Tras un rato, y un buen escandalo, Nanashi apareció arrastrando a Ren. Llevaba un pijama de dos piezas de color celeste, con dibujos de algunos kanjis y espadas.
— Pero dejame dormiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir. Que no hay quien pegue ojo en esta casa con tus ronquidooooooooos — se quejaba medio dormida hasta que entro de un empujón a la sala donde estaba el perro.
Ren levanto la cabeza del suelo, observando al animal atónita, manteniendo la mirada con este y un largo e incomodo silencio. Finalmente se puso de pie, y dirigió tanto su mirada como su atención a Nanashi.
— ¿Me has comprado un perro? Pero si yo prefiero un husky o un Shiba Inu. Los blanquitos son como malvaviscos, los marroncitos estan en su punto y los que son mas oscuros son como tostaditos... — añadió señalando al animal y mirando a Nanashi sin remordimientos. — Aunque puestos a pedir, hubiera preferido un lobo.
— Y yo hubiera deseado que fueras más espabilada. Al parecer tiene algo para ti, alelada. — respondió entre gruñidos, apoyándose en el marco de la puerta.
Ren volvió a fijarse en el animal, acariciándole la cabeza y después extendiendo su mano esperando a que soltara aquel rollo para leerlo.
— Que más da ¿¡quien es un buen chico!? ¡Tu lo eres! — dijo sonriendo con total sinceridad.
— Pero dejame dormiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir. Que no hay quien pegue ojo en esta casa con tus ronquidooooooooos — se quejaba medio dormida hasta que entro de un empujón a la sala donde estaba el perro.
Ren levanto la cabeza del suelo, observando al animal atónita, manteniendo la mirada con este y un largo e incomodo silencio. Finalmente se puso de pie, y dirigió tanto su mirada como su atención a Nanashi.
— ¿Me has comprado un perro? Pero si yo prefiero un husky o un Shiba Inu. Los blanquitos son como malvaviscos, los marroncitos estan en su punto y los que son mas oscuros son como tostaditos... — añadió señalando al animal y mirando a Nanashi sin remordimientos. — Aunque puestos a pedir, hubiera preferido un lobo.
— Y yo hubiera deseado que fueras más espabilada. Al parecer tiene algo para ti, alelada. — respondió entre gruñidos, apoyándose en el marco de la puerta.
Ren volvió a fijarse en el animal, acariciándole la cabeza y después extendiendo su mano esperando a que soltara aquel rollo para leerlo.
— Que más da ¿¡quien es un buen chico!? ¡Tu lo eres! — dijo sonriendo con total sinceridad.