19/01/2020, 14:50
Daruu asintió. Claro que seguía buscando. Y ahora sabía que estaba viva de verdad, así que podía hacerlo con mucha más tranquilidad. Los ojos empezaban a darle pequeñas punzadas de dolor, pero si alguien podía rastrear la ubicación de Ayame allí era él.
—La niña salió corriendo aprovechando la confusión y Nejima salió tras ella. El ali... Ayame envió un clon tras Nejima, y poco después me envolvió en una especie de niebla... —seguía confesando Kodama.
«Así que no era un Genjutsu, era el Kirigakure no Jutsu.»
»Pero poco después la niebla desapareció. Seguí los rastros hasta aquí, como vosotros. ¡Y ya nada más! ¡Vamos, hijo de puta, mátame, termina con esto! —gritó—. Ya nada tiene sentido para mi.
—Kōri, la he encontrado —contestó Daruu—. Acaba con ella y bajemos. Está en una cobacha en la pared del desfiladero, allá abajo. Hay otro hombre, varios niños y un... ¿halcón gigante? Debe de ser un Kuchiyose. Ayame no está atada, los niños tampoco. Están hablando tranquilamente, no parecen enemigos.
Ayame trató de acercarse a los niños, pero estos se pegaron a la pared. Uno de ellos incluso pateó una piedra y trató de darle con ella —sin éxito— en la cara. Estaban terriblemente asustados. Y las alas de agua de la muchacha no parecieron entusiasmarles.
—Guau —dijo Takeshi, sorprendido.
—Vaya, qué interesante —sonrió Yokuna—. Cada vez me gustas más, chica, pero haz el favor de no asustar más a los críos. Ten en cuenta que sus padres han muerto a manos de magia como esa. No olvidemos que los exiliados son genin.
—A propósito de eso, Yokuna-kun. Uno de ellos cayó por el foso. Está muerto.
—Uno menos —resopló Yokuna—. Pero en la última emboscada fueron diez. Y estoy seguro de que habrán más.
—La niña salió corriendo aprovechando la confusión y Nejima salió tras ella. El ali... Ayame envió un clon tras Nejima, y poco después me envolvió en una especie de niebla... —seguía confesando Kodama.
«Así que no era un Genjutsu, era el Kirigakure no Jutsu.»
»Pero poco después la niebla desapareció. Seguí los rastros hasta aquí, como vosotros. ¡Y ya nada más! ¡Vamos, hijo de puta, mátame, termina con esto! —gritó—. Ya nada tiene sentido para mi.
—Kōri, la he encontrado —contestó Daruu—. Acaba con ella y bajemos. Está en una cobacha en la pared del desfiladero, allá abajo. Hay otro hombre, varios niños y un... ¿halcón gigante? Debe de ser un Kuchiyose. Ayame no está atada, los niños tampoco. Están hablando tranquilamente, no parecen enemigos.
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Ayame trató de acercarse a los niños, pero estos se pegaron a la pared. Uno de ellos incluso pateó una piedra y trató de darle con ella —sin éxito— en la cara. Estaban terriblemente asustados. Y las alas de agua de la muchacha no parecieron entusiasmarles.
—Guau —dijo Takeshi, sorprendido.
—Vaya, qué interesante —sonrió Yokuna—. Cada vez me gustas más, chica, pero haz el favor de no asustar más a los críos. Ten en cuenta que sus padres han muerto a manos de magia como esa. No olvidemos que los exiliados son genin.
—A propósito de eso, Yokuna-kun. Uno de ellos cayó por el foso. Está muerto.
—Uno menos —resopló Yokuna—. Pero en la última emboscada fueron diez. Y estoy seguro de que habrán más.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)