19/01/2020, 18:39
(Última modificación: 19/01/2020, 18:40 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
—Oh, ¡Aotsuki, Amedama! ¿Un suceso? ¿Qué suceso?
La Arashikage se encontraba en aquellos instantes, tras varias filas de documentos. La llegada de los dos shinobi, de hecho, pareció ser una salvación para ella, que no dudó un instante en apartar el papeleo a un lado. Su sonrisa les recibió, afilada como los colmillos de un cocodrilo.
—Sentimos si la pillamos ocupada, pero... —dijo Ayame.
—Nos hemos cargado a un General de Kurama —lanzó Daruu. Certero, preciso, conciso, sin anestesia alguna.
Ayame, nerviosa, miró a su compañero de reojo y una gota de sudor frío se deslizó por su sien. Eso había sido demasiado directo. Demasiado. Volvió la mirada hacia Amekoro Yui, mirándola por debajo de las pestañas, estudiando su reacción.
La Arashikage se encontraba en aquellos instantes, tras varias filas de documentos. La llegada de los dos shinobi, de hecho, pareció ser una salvación para ella, que no dudó un instante en apartar el papeleo a un lado. Su sonrisa les recibió, afilada como los colmillos de un cocodrilo.
—Sentimos si la pillamos ocupada, pero... —dijo Ayame.
—Nos hemos cargado a un General de Kurama —lanzó Daruu. Certero, preciso, conciso, sin anestesia alguna.
Ayame, nerviosa, miró a su compañero de reojo y una gota de sudor frío se deslizó por su sien. Eso había sido demasiado directo. Demasiado. Volvió la mirada hacia Amekoro Yui, mirándola por debajo de las pestañas, estudiando su reacción.