19/01/2020, 23:48
(Última modificación: 19/01/2020, 23:48 por Inuzuka Etsu.)
Para cuando el Inuzuka asomó por la ventana, lo que vio fue de lo más delirante. Un par de hombres tiraban de una carreta, en lo que un tercero observaba desde la penumbra. El par de hombres que tiraban, no podían con su alma. Bueno, en realidad mas que con su alma, con lo que no podían era con la carga que trataban de transportar en la susodicha carreta. La maltrecha carreta casi estaba hundida en el suelo, apenas lograban avanzar con ella pues lo que fuese que transportasen, pesaba muchísimo. Pese a que el par de hombres ponían todo su empeño en tirar de la carreta, el tercero —el que observaba— desglosó lo que parecía una cuerda. Un primer chasquido contra el suelo anunció de qué se trataba. No, no era para nada una cuerda.
¡¡Flask!!
Chasqueó con el látigo sobre el par de hombres, acertando de lleno en el rostro de uno. El Inuzuka se irguió, alarmado ante lo que sucedía. No daba crédito, no podía entender el porqué de esa situación, por más vueltas que le diese al asunto. El chico ni se lo pensó dos veces, abrió la ventana con tanto sigilo como pudo, y aprovechando las sombras intentaría que no se viese de dónde había salido. Obviamente, lo hacía tan rápido como pudo, y buscando el amparo de la noche y la penumbra, se lanzaría en carrera directamente hacia el tipo del látigo. Buscando pillarlo por sorpresa, se lanzaría con una patada en salto.
—¡¡BUUUUUUEEEEEEENAAAAS NOCHES!! —bramó a la par que intentaba acertar con la suela de su bota en la cara del abusón.
¿Qué había pasado con Akane? Él había saltado también por el umbral de la ventana, y se había dispuesto al lado contrario, alerta y expectante desde una posición segura. Su propósito era estar ahí por si el tipo huía, o por si alguien más acudía a la fiesta. Sin duda, ésto tenía pinta de que se iba a poner bien gracioso.
¡¡Flask!!
Chasqueó con el látigo sobre el par de hombres, acertando de lleno en el rostro de uno. El Inuzuka se irguió, alarmado ante lo que sucedía. No daba crédito, no podía entender el porqué de esa situación, por más vueltas que le diese al asunto. El chico ni se lo pensó dos veces, abrió la ventana con tanto sigilo como pudo, y aprovechando las sombras intentaría que no se viese de dónde había salido. Obviamente, lo hacía tan rápido como pudo, y buscando el amparo de la noche y la penumbra, se lanzaría en carrera directamente hacia el tipo del látigo. Buscando pillarlo por sorpresa, se lanzaría con una patada en salto.
—¡¡BUUUUUUEEEEEEENAAAAS NOCHES!! —bramó a la par que intentaba acertar con la suela de su bota en la cara del abusón.
¿Qué había pasado con Akane? Él había saltado también por el umbral de la ventana, y se había dispuesto al lado contrario, alerta y expectante desde una posición segura. Su propósito era estar ahí por si el tipo huía, o por si alguien más acudía a la fiesta. Sin duda, ésto tenía pinta de que se iba a poner bien gracioso.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~