20/01/2020, 05:13
(Última modificación: 20/01/2020, 05:16 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Apenas podía ver con claridad lo que estaba ocurriendo. Su último esfuerzo había servido para... Deshacer una transformación? Estaba demasiado cansado y dolorido como para sorprenderse por lo que estaba viendo. Se sentía desmotivado y solo podía pensar en que había sido derrotado y que se desangraba poco a poco. Aparentemente era una niña pequeña disfrazada de chico. No lograba entender por qué demonios debía ocultarse. Sus brazos ya no le podían sostener y no sentía las piernas.
La vista se le empezó a nublar cuando, a lo lejos, vio unas luces que se acercaban. Los... Guardias? Tarde, como siempre. Apensa alcanzó a ver como la niña escapaba, mientras los guardias llegaban a donde él estaba. Los ojos le pesaban, el dolor era insoportable y... Cayó rendido en el suelo por el sobreesfuerzo que había hecho. En su cabeza, solo podía escuchar la voz de su padre, solo había eso.
-Eres débil, Kisame. Más te vale mejorar si no quieres seguir avergonzándome -La voz de Ichiro repetía aquella frase una y otra vez, mientras la energía del escuálido genin llegaba a su final. No podía seguir manteniéndose despierto por mucho más, simplemente no podía.
Y allí estaba, el joven shinobi de Amegakure, derrotado por una niña pequeña, moribundo, mientras se desangraba tendido en un suelo lleno de barro. Manchada su ropa, su honor y su camino ninja. No duraría mucho más. Entre tanto, los guardias se le acercaron. Trató de levantarse, pero solo pudo desabrochar su túnica para dejar ver su placa de la aldea.
-Me... Me han atacado. Siento... Siento todo el destrozo -Alcanzó a decir antes de escupir un poco de sangre a su lado.