20/01/2020, 17:05
(Última modificación: 20/01/2020, 17:08 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Daruu tomó la mano de su maestro y subió al búho junto a él. Ambos se elevaron en el aire para subir al borde del precipicio y dirigirse hacia el oeste.
—Es difícil tratar de ser conservador si tengo que estar buscando todo el rato chakras por el bosque... intentaré tomar breves descansos de vez en cuando —confesó el muchacho.
Abajo, Ayame y Yokuna se quedaron a solas. La chica desplegó sus alas de agua e indicó al Cazador que ya estaba lista para actuar. No obstante, el hombre le detuvo mostrándole la palma de la mano.
—Espera un momento —dijo, mirando detenidamente sus alas—. Antes me pareció que te ibas a referir al Hielo como hermano. Eso significa que eres... Aotsuki Ayame, la Guardiana. —No era una pregunta. Yokuna entrecerró los ojos suspicazmente—. Hija de Aotsuki Zetsuo, invocador de águilas. Hermana de Aotsuki Kōri, invocador de búhos. Y ahí estás, de pie, con unas alas hechas de agua. Parece que tu familia tiene cierta afinidad con las aves, ¿eh? —dijo. Echó las manos por encima de sus hombros y se desenganchó de las correas de la espalda el enorme pergamino que Ayame había visto antes—. Bien, Aotsuki Ayame. Esto es lo que te propongo:
»¿Te gustaría formar parte de la familia de los Halcones de Sora-Su? Firma este pergamino con tu sangre, y tú podrás invocarlos. —Yokuna sonrió—. Verás con qué cara se quedan —rio.
—Es difícil tratar de ser conservador si tengo que estar buscando todo el rato chakras por el bosque... intentaré tomar breves descansos de vez en cuando —confesó el muchacho.
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Abajo, Ayame y Yokuna se quedaron a solas. La chica desplegó sus alas de agua e indicó al Cazador que ya estaba lista para actuar. No obstante, el hombre le detuvo mostrándole la palma de la mano.
—Espera un momento —dijo, mirando detenidamente sus alas—. Antes me pareció que te ibas a referir al Hielo como hermano. Eso significa que eres... Aotsuki Ayame, la Guardiana. —No era una pregunta. Yokuna entrecerró los ojos suspicazmente—. Hija de Aotsuki Zetsuo, invocador de águilas. Hermana de Aotsuki Kōri, invocador de búhos. Y ahí estás, de pie, con unas alas hechas de agua. Parece que tu familia tiene cierta afinidad con las aves, ¿eh? —dijo. Echó las manos por encima de sus hombros y se desenganchó de las correas de la espalda el enorme pergamino que Ayame había visto antes—. Bien, Aotsuki Ayame. Esto es lo que te propongo:
»¿Te gustaría formar parte de la familia de los Halcones de Sora-Su? Firma este pergamino con tu sangre, y tú podrás invocarlos. —Yokuna sonrió—. Verás con qué cara se quedan —rio.