20/01/2020, 21:20
Amatsu Yokuna, en silencio, se agachó para recoger el pergamino y volvió a colgárselo a la espalda. Se dio la vuelta y caminó hacia la entrada de la cueva, haciéndole una seña a Ayame con la mano.
—Muy bien, Ayame —dijo—. Entonces, vamos a trabajar. Te espero arriba. —Yokuna extendió entonces los brazos horizontalmente. El hombre descubrió una hermosa capa de plumas de color blanco con motivos rojos, que iba desde el inferior de los brazos hasta la cintura como si se tratase de la piel de una ardilla voladora—. ¡Fūton: Hayabusa no Tsubasa!
Yokuna saltó al vacío, las plumas de sus alas falsas iluminándose con el color de su chakra plateado. Quedó paralelo al foso, movió los brazos hacia arriba y aleteó una única vez, creando una fuerte corriente de viento que le hizo elevárse súbitamente y desaparecer de la vista de Ayame.
—Muy bien, Ayame —dijo—. Entonces, vamos a trabajar. Te espero arriba. —Yokuna extendió entonces los brazos horizontalmente. El hombre descubrió una hermosa capa de plumas de color blanco con motivos rojos, que iba desde el inferior de los brazos hasta la cintura como si se tratase de la piel de una ardilla voladora—. ¡Fūton: Hayabusa no Tsubasa!
Yokuna saltó al vacío, las plumas de sus alas falsas iluminándose con el color de su chakra plateado. Quedó paralelo al foso, movió los brazos hacia arriba y aleteó una única vez, creando una fuerte corriente de viento que le hizo elevárse súbitamente y desaparecer de la vista de Ayame.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)