21/01/2020, 19:06
El Inuzuka había logrado escabullirse hasta tomar una distancia adecuada, y tras ello corrió directo hacia el tipo del látigo, lanzándose en una patada voladora que sin demora causó lo que iba buscando. El tipo salió volando varios metros, y de su nariz brotaba un ligero reguero color carmesí. Sin duda había dado de lleno, el tipo tenía en su rostro marcada la suela de la bota de Etsu.
El tipo agarró el látigo, mientras con la siniestra tomaba apoyo para levantarse. Preguntó quién era, refiriéndose claramente al Inuzuka. Pero no le prestó demasiada atención, su prioridad era ese cargamento, y los tipos que... no, los otros tipos que tiraban del cargamento ya no podían ser una prioridad, pues se habían esfumado aprovechando la confusión. El hombre desesperó, y gritó que volviesen, pero todo fue en vano. Obviamente, ninguno andaba pensando en la remota posibilidad de regresar a ser azotados con ese látigo.
Ofuscado, y con los dientes apretados en una mueca de pura ira, el del látigo empleó su arma contra el Inuzuka. El chico, viendo cómo acontecía, saltó hacia detrás, ganando distancia para con Búho, y con ello esquivando el látigo. Apenas tocar suelo, cosa que no sería demasiado tiempo, antepondría las manos con el tipo que tenía frente a él, y las cruzaría varias veces.
—¡Oye! ¡oye! ¡oyeeee! ¡calma tío! ¡yo solo pasaba a saludar! —trató de excusarse. —No es mi culpa que mi pie tropezara con tu careto... debería tener mas cuidado de donde vas dejando esa cara.
¿Se burlaba de él? Si, eso parecía...
El tipo agarró el látigo, mientras con la siniestra tomaba apoyo para levantarse. Preguntó quién era, refiriéndose claramente al Inuzuka. Pero no le prestó demasiada atención, su prioridad era ese cargamento, y los tipos que... no, los otros tipos que tiraban del cargamento ya no podían ser una prioridad, pues se habían esfumado aprovechando la confusión. El hombre desesperó, y gritó que volviesen, pero todo fue en vano. Obviamente, ninguno andaba pensando en la remota posibilidad de regresar a ser azotados con ese látigo.
Ofuscado, y con los dientes apretados en una mueca de pura ira, el del látigo empleó su arma contra el Inuzuka. El chico, viendo cómo acontecía, saltó hacia detrás, ganando distancia para con Búho, y con ello esquivando el látigo. Apenas tocar suelo, cosa que no sería demasiado tiempo, antepondría las manos con el tipo que tenía frente a él, y las cruzaría varias veces.
—¡Oye! ¡oye! ¡oyeeee! ¡calma tío! ¡yo solo pasaba a saludar! —trató de excusarse. —No es mi culpa que mi pie tropezara con tu careto... debería tener mas cuidado de donde vas dejando esa cara.
¿Se burlaba de él? Si, eso parecía...
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~