21/01/2020, 20:06
Varios minutos más tarde…
—¿Raito-sensei?
Uchiha Raito mantenía los ojos fijos en la gran serpiente. O, más bien, donde minutos atrás lo había estado. Apretó los puños con fuerza.
—Se ha ido.
Daiku dejó escapar el aire por la boca, mitad aliviado, mitad furioso consigo mismo. Por no haber sido lo suficiente fuerte. Por no haber sido lo suficientemente competente.
—Lo siento, Raito-sensei… Yo… Le he fallado.
Raito no dijo nada por un momento. Se quedó mirando el gran agujero que había sobre la tierra, con la mirada perdida. Casi se había olvidado hasta de respirar. Cuando reaccionó, miró al joven genin a los ojos.
—Daiku.
—¿Qué?
—En verdad eres el mejor alumno que he tenido nunca.
Fue tan simple como eso. Una simple frase, una pequeña confesión, y el corazón de Daiku se quebró de la emoción. Lloraba. Las lágrimas caían de sus ojos como la lluvia en Ame no Kuni. Porque nunca en su vida le habían dicho nada parecido. Porque nunca en su vida había obtenido siquiera un mínimo cumplido por parte de Raito, a quien quería, respetaba y admiraba como a un padre.
—Dame la mano, Daiku.
—Snif… ¡Snif! S-sí, ¡Raito-sens…!
¡Craaaaaaaaaaackkkk!
—¡¡¡AAAAAAAAAGGGGGHHHH!!! Pero Raito-sensei…! ¡CABRONAZO!
Raito sensei le revolvió el pelo y no pudo evitar soltar una carcajada. Había sido un día de mierda, pero incluso de los momentos más oscuros uno podía ver destellos de luz. Si uno buscaba bien. Si uno miraba donde tenía que mirar.
—No te enfades, hombre. Era la única forma de conseguir recolocarte ese hombro sin que antes te cagases por los pantalones. Y por lo que se ve, también de que dejaras de tratarme de usted de una maldita vez.
—¡Pfff! ¡Si es que eres de lo que no hay! —se quejó, masajeándose el hombro con claras muestras de dolor—. Pero sé que no me dirías eso si realmente no lo pensases. Después de todo, esas patochadas de las mentiras piadosas no van contigo, ¿eh?
Raito esbozó una media sonrisa. Solo había que saber dónde mirar…
• • •
Uchiha Akame replicó los pasos de la anterior vez. Adentrándose en la cueva, y eligiendo el camino de la izquierda. No tardó mucho en detectar una sombra moviéndose entre las paredes. El temblor de las rocas. El polvo levantado.
La figura de una mujer surgió de entre la oscuridad.
—Reconozco esse olor… Y reconozco esse poder… ¿Eresss tú, Uchiha? ¿Hasss traído lo que tanto anssiaba?
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