21/01/2020, 20:21
Se quedó asombrado ante lo imponente del castillo y el atraso tecnológico de la zona. Estaba acostumbrado a que en Amegakure todo fuera muchísimo más avanzado que en el resto de sitios, pero nunca había visto la diferencia con tanta evidencia frente a sus ojos. Era grande y en aquel momento agradeció que fuese una simple línea recta ya que, de otra forma, seguramente se habría perdido como siempre le pasaba. Dos guardias custodiaban la puerta como si de épocas pasadas se tratase. Durante aquella caminata no paraba de pensar que había retrocedido en el tiempo. En un castillo iluminado por candelabros con guardias armados custodiando las puertas... Traspasaría la puerta si los guardias se lo permitían y se dirigiría al recepcionista en tono seco.
-Tengo entendido que debía pasar por aquí antes de volver a Amegakure -Se limitó a anunciar el genin mientras miraba al encargado de la recepción con mirada distante.
Esperaba que aquellos guardias hubieran recabado algo más de información que él. De lo contrario, no tendría ningún hilo del que tirar en su investigación de aquella niña. No le hubiese importado si no le hubiera atacado, pero como lo había hecho y sin aparente razón, aquello ya era personal y debía encontrar a aquella mocosa para arrancarle la vida de sus dedos. Solo podía pensar en vengarse y demostrarle la desesperación que se puede llegar a sentir cuando no puedes tocar a tu oponente.
-Tengo entendido que debía pasar por aquí antes de volver a Amegakure -Se limitó a anunciar el genin mientras miraba al encargado de la recepción con mirada distante.
Esperaba que aquellos guardias hubieran recabado algo más de información que él. De lo contrario, no tendría ningún hilo del que tirar en su investigación de aquella niña. No le hubiese importado si no le hubiera atacado, pero como lo había hecho y sin aparente razón, aquello ya era personal y debía encontrar a aquella mocosa para arrancarle la vida de sus dedos. Solo podía pensar en vengarse y demostrarle la desesperación que se puede llegar a sentir cuando no puedes tocar a tu oponente.