21/01/2020, 21:07
En el último momento, se había dado cuenta de que guiñarle el ojo no había sido buena idea. ¡Tan sólo habría faltado que le diera un par de codazos al ritmo! ¡Qué estúpido, estúpido!
Pero al final, no fue eso lo que molestó a Yui. Daruu había subestimado la capacidad de la mujer por valorar la sinceridad. Le pidió a Ayame que fuera directa, más directa. Pero Ayame le tenía miedo, y probablemente, era como si una tormenta te lanzase un rayo a diez metros y luego te dijese: "acércate".
Aún así, la Arashikage quería hacer brillar a Ayame, y una vez más volvió a utilizar aquella presencia suya para tratar de infundirle ánimos. Aquél discurso épico de ánimos y de reprimenda a la vez, hizo que en Daruu creciese de nuevo el candor de la admiración hacia la Arashikage. Se emocionó, sonrió, hinchó el pecho como un pavo con el orgullo de un verdadero amejin y entonces...
...entonces vino el golpe. Protector del Pacto. Si el nombre de ese cargo era grandilocuente, aún lo era más la responsabilidad que caería sobre sus hombros. Se decía que los Protectores firmaban el mísmo Vínculo Sanguíneo que los Kage, y que su labor consistía, además de en ser la primera línea de investigación sobre los Generales, en ser una fuerza de apuntalamiento de la Alianza ante amenazas externas a las Villas... e internas a las Villas. Incluyendo a altos cargos que pensaran poner en peligro la paz. Incluyendo a los propios Kage y jōnin allegados a los Kage. Y eso es todo lo que sabía sobre ellos. Nada más. Un cargo de reciente creación. No sabía si residían en sus Villas o si residían en un cuartel general propio. No sabía si conservaban su placa o si portaban algún tipo de distintivo. Miró a Ayame. Estaba aterrado, se esforzaba por ocultarlo pero dudaba seriamente de ser capaz de hacerlo.
—Se... será un honor, Arashikage-sama. —No pudo negarse. ¿Quién podría negarle algo a la Arashikage? No sin una buena razón. Y Daruu no tenía una buena razón. Porque...
...¿no era eso lo que quería? ¿No era eso lo que se juró hacer en realidad después de pelear contra Datsue en el Puente Tenchi? ¿Ser un shinobi capaz de empujar el mundo en la dirección correcta?
Era lo que quería. Al mismo tiempo, no quería saber nada de ello. Y a la vez, no estaba seguro de ninguna de las dos cosas.
Yui pasó a decirle a Ayame que la próxima vez debían ir con refuerzos, y si hacía falta se personaría ella misma. Que dejase una marca en el mismo edificio, dijo. «No lo entiendes, Yui». Era demasiado chakra, ir al edificio y luego marcharse hacia allá, y como bien le hizo saber Ayame, cada persona que cargase consigo era aún más gasto.
Por otra parte, entendía a Yui. Ayame era la jinchūriki. Pero si ese rol consistía en que Amegakure fuera tu jaula, ¿quién querría serlo?
Cada vez entendía más a Kokuō.
Pero al final, no fue eso lo que molestó a Yui. Daruu había subestimado la capacidad de la mujer por valorar la sinceridad. Le pidió a Ayame que fuera directa, más directa. Pero Ayame le tenía miedo, y probablemente, era como si una tormenta te lanzase un rayo a diez metros y luego te dijese: "acércate".
Aún así, la Arashikage quería hacer brillar a Ayame, y una vez más volvió a utilizar aquella presencia suya para tratar de infundirle ánimos. Aquél discurso épico de ánimos y de reprimenda a la vez, hizo que en Daruu creciese de nuevo el candor de la admiración hacia la Arashikage. Se emocionó, sonrió, hinchó el pecho como un pavo con el orgullo de un verdadero amejin y entonces...
...entonces vino el golpe. Protector del Pacto. Si el nombre de ese cargo era grandilocuente, aún lo era más la responsabilidad que caería sobre sus hombros. Se decía que los Protectores firmaban el mísmo Vínculo Sanguíneo que los Kage, y que su labor consistía, además de en ser la primera línea de investigación sobre los Generales, en ser una fuerza de apuntalamiento de la Alianza ante amenazas externas a las Villas... e internas a las Villas. Incluyendo a altos cargos que pensaran poner en peligro la paz. Incluyendo a los propios Kage y jōnin allegados a los Kage. Y eso es todo lo que sabía sobre ellos. Nada más. Un cargo de reciente creación. No sabía si residían en sus Villas o si residían en un cuartel general propio. No sabía si conservaban su placa o si portaban algún tipo de distintivo. Miró a Ayame. Estaba aterrado, se esforzaba por ocultarlo pero dudaba seriamente de ser capaz de hacerlo.
—Se... será un honor, Arashikage-sama. —No pudo negarse. ¿Quién podría negarle algo a la Arashikage? No sin una buena razón. Y Daruu no tenía una buena razón. Porque...
...¿no era eso lo que quería? ¿No era eso lo que se juró hacer en realidad después de pelear contra Datsue en el Puente Tenchi? ¿Ser un shinobi capaz de empujar el mundo en la dirección correcta?
Era lo que quería. Al mismo tiempo, no quería saber nada de ello. Y a la vez, no estaba seguro de ninguna de las dos cosas.
Yui pasó a decirle a Ayame que la próxima vez debían ir con refuerzos, y si hacía falta se personaría ella misma. Que dejase una marca en el mismo edificio, dijo. «No lo entiendes, Yui». Era demasiado chakra, ir al edificio y luego marcharse hacia allá, y como bien le hizo saber Ayame, cada persona que cargase consigo era aún más gasto.
Por otra parte, entendía a Yui. Ayame era la jinchūriki. Pero si ese rol consistía en que Amegakure fuera tu jaula, ¿quién querría serlo?
Cada vez entendía más a Kokuō.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)