22/01/2020, 14:48
Varios días más tarde…
Se movía entre la maleza con la agilidad de un felino, la fluidez de un herrerillo y la sutileza de un camaleón. En aquel bosque, en aquel mundo, se dejaba ver cuándo y dónde quería, y se mostraba cómo deseaba. Ella era ella… o él. Era implacable, fiera e indomable… o tragaba con lo que le decían como una prostituta tras coger el fajo de billetes.
Aquel atardecer, ella era una doctora que debía preocuparse por la salud de su único paciente. Cuando llegó al acantilado que bajaba hasta la entrada a la guarida, sin embargo, se encontró con un tercero inesperado. Estaba sentado de espaldas a ella, y de cara al mar, fumando un pitillo.
Decidió que antes de ser doctora, podía jugar a ser… Kyūtsuki.
—Así que has vuelto de ese viaje sinsentido. —Akame no la escuchó hasta que ella así lo quiso. Hasta que le habló a un metro de distancia, tras su espalda—. ¿También Zaide?