22/01/2020, 15:07
Pesé a que había deambulado siempre por las calles de Amegakure y no era del todo mala orientándose, sabia que la mejor idea era seguir a aquel gran perro. Teniendo un paso aligerado mientras canturreaba, miraba a los lados, con el objetivo de intentar recordar como volver.
Tras una caminata, acabaron accediendo a un edificio; su compañero se sacudió, cayendo agua sobre el impermeable de Ren que andaba todavia algo embelesada.
«Geeez... Ahora seguro que huelo a perro mojado...»
Se deshizo de su capa en uno de los largos percheros de la pared y e intento limpiar la suela moviendo los pies a los lados. Siguió a aquel doberman que se había adelantado un par de metros, hasta entrar en una habitación.
—¡Oh! Adelante— Dijo una voz femenina proveniente de una silla, aunque esta estaba de espaldas y no podía verla nada más que el pelo.
—Karaga, la he traído aquí— Sentenció el perro mientras volvía a sentarse.
La silla dio una vuelta rápida y pronto podría ver finalmente el rostro de la mujer, siendo que era una mujer morena pero que tenía un cuerpo bastante realzado. Sus cabellos eran marrones como sus ojos, sus labios gruesos y su nariz algo chata. Tenía las dos típicas marcas en las mejillas propias de los miembros del clan Inuzuka y vestía una bata médica por encima de una blusa de tirantes negra.
—Mi nombre es Karaga y soy la encargada de la División veterinaria del Hospital de Amegakure, un placer.
— Un placer doña Kagara, yo soy Ren, la genin a cargo de la misión. ¡Será un placer ayudarla en lo que necesite! — respondió inclinándose levemente con las manos en los laterales; pese a que sé comportaba muchas veces como una bruta, sobretodo en casa, la dureza con la que Oda le recordaba que se dirigiera a sus superiores y mayores, pesaba más que ello. Y el miedo que daba cuando se enfadaba también.
Tras una caminata, acabaron accediendo a un edificio; su compañero se sacudió, cayendo agua sobre el impermeable de Ren que andaba todavia algo embelesada.
«Geeez... Ahora seguro que huelo a perro mojado...»
Se deshizo de su capa en uno de los largos percheros de la pared y e intento limpiar la suela moviendo los pies a los lados. Siguió a aquel doberman que se había adelantado un par de metros, hasta entrar en una habitación.
—¡Oh! Adelante— Dijo una voz femenina proveniente de una silla, aunque esta estaba de espaldas y no podía verla nada más que el pelo.
—Karaga, la he traído aquí— Sentenció el perro mientras volvía a sentarse.
La silla dio una vuelta rápida y pronto podría ver finalmente el rostro de la mujer, siendo que era una mujer morena pero que tenía un cuerpo bastante realzado. Sus cabellos eran marrones como sus ojos, sus labios gruesos y su nariz algo chata. Tenía las dos típicas marcas en las mejillas propias de los miembros del clan Inuzuka y vestía una bata médica por encima de una blusa de tirantes negra.
—Mi nombre es Karaga y soy la encargada de la División veterinaria del Hospital de Amegakure, un placer.
— Un placer doña Kagara, yo soy Ren, la genin a cargo de la misión. ¡Será un placer ayudarla en lo que necesite! — respondió inclinándose levemente con las manos en los laterales; pese a que sé comportaba muchas veces como una bruta, sobretodo en casa, la dureza con la que Oda le recordaba que se dirigiera a sus superiores y mayores, pesaba más que ello. Y el miedo que daba cuando se enfadaba también.