23/01/2020, 21:27
Disimuló su alivio, su euforia y la tensión súbitamente rebajada. Encerró dichas emociones en el pecho y las cerró con llave. Una que no usaría hasta que se encontrase sola, sin nadie cerca. Tomó la muñeca de Akame, pero no para pincharle en la arteria del codo, sino en la yema del dedo. Un par de gotas. Eso era todo lo que necesitaba. Y a ella no le gustaba desperdiciar.
—Si algún día quieres saber de qué se trata este experimento… coméntamelo en privado. —No era necesario que todo Dragón Rojo se enterase—. Iré a hacerle las curas a Ryū, y luego iré ver a Shikage.
No porque quisiese devolverle el favor cuanto antes. Porque necesitaba saber si Shikage sabía realmente lo que quería, y si podía ofrecérselo o era todo un cuento.
—¿Dónde puedo encontrarla?
—Si algún día quieres saber de qué se trata este experimento… coméntamelo en privado. —No era necesario que todo Dragón Rojo se enterase—. Iré a hacerle las curas a Ryū, y luego iré ver a Shikage.
No porque quisiese devolverle el favor cuanto antes. Porque necesitaba saber si Shikage sabía realmente lo que quería, y si podía ofrecérselo o era todo un cuento.
—¿Dónde puedo encontrarla?