23/01/2020, 21:31
Akame obedeció, diligente, aunque por algún motivo era incapaz de sentir alegría o gozo por ver su objetivo casi culminado. En su lugar su corazón albergaba un gran desasosiego, como si fuese imposible nunca verse saciado. ¿Era aquello lo que tenía la sed de poder? ¿Que nunca se veía colmada?
Cuando Kyūtsuki quiso saber dónde encontrar a Shikage, Akame curvó sus labios en una sonrisa.
—Podemos ir juntos, claro que sí —accedió, como si ella se lo hubiera pedido—. Tengo que asegurarme de que esa escurridiza dama cumple con su parte del trato.
Cuando Kyūtsuki quiso saber dónde encontrar a Shikage, Akame curvó sus labios en una sonrisa.
—Podemos ir juntos, claro que sí —accedió, como si ella se lo hubiera pedido—. Tengo que asegurarme de que esa escurridiza dama cumple con su parte del trato.