23/01/2020, 22:23
Pero Yokuna negó con la cabeza.
—Si están dormidos, serán presa fácil, pero me preocupa que nos pillen los otros dos y se despierten. De haber alguien ahí dentro, tendríamos que enfrentarnos a cuatro a la vez —argumentó—. Separémonos un segundo. Yo por la izquierda y tú por la derecha. Rodeamos el claro y buscamos a los otros dos. Intentemos acabar con ellos sigilosamente y luego ya nos preocupamos de las tiendas.
—Bien. Seguiré guiándolos con la voz —le advirtió, para que no se llevara otra sorpresa.
Ayame descendió de un salto del árbol, e internándose entre la vegetación, comenzó a rodear el claro por el flanco derecho. Se movía despacio, intentando no hacer ningún ruido que delatara su presencia y de la forma más sigilosa que fue capaz.
Y, mientras tanto, sus manos volvieron a formular el mismo sello.
—¡Kodama! ¿Dónde estás? ¡Que alguien me ayude, por favor! —la voz de Nejima volvió a sonar entre la vegetación, más hacia la izquierda, más hacia la dirección por la que se estaba acercando El Cazador.
—Si están dormidos, serán presa fácil, pero me preocupa que nos pillen los otros dos y se despierten. De haber alguien ahí dentro, tendríamos que enfrentarnos a cuatro a la vez —argumentó—. Separémonos un segundo. Yo por la izquierda y tú por la derecha. Rodeamos el claro y buscamos a los otros dos. Intentemos acabar con ellos sigilosamente y luego ya nos preocupamos de las tiendas.
—Bien. Seguiré guiándolos con la voz —le advirtió, para que no se llevara otra sorpresa.
Ayame descendió de un salto del árbol, e internándose entre la vegetación, comenzó a rodear el claro por el flanco derecho. Se movía despacio, intentando no hacer ningún ruido que delatara su presencia y de la forma más sigilosa que fue capaz.
Agilidad 100 Destreza 60
Y, mientras tanto, sus manos volvieron a formular el mismo sello.
—¡Kodama! ¿Dónde estás? ¡Que alguien me ayude, por favor! —la voz de Nejima volvió a sonar entre la vegetación, más hacia la izquierda, más hacia la dirección por la que se estaba acercando El Cazador.