24/01/2020, 12:45
«Lo esstá.»
Había derrotado a una serpiente gigantesca —o, bueno, lo habían hecho por él—. Se había enfrentado a su antiguo maestro y a un joven uzujin. Se había dejado sacar sangre por Kyūtsuki —para, decía ella, un experimento—. Se había pateado Oonindo por un mes.
Pero sí, finalmente, lo había conseguido.
«Y recuerda que sssi mi familia acude en tu ayuda… tú también deberásss acudir a la nuesstra.»
Era lo que se llamaba un trato justo. El cuerpo de Shikage, que se deslizaba alrededor de ellos, se levantó lo justo para dejar una abertura por la que pasar y salir al exterior de la cueva.
«Ahora déjanoss, Akame. Kyūtssuki y yo tenemoss temasss privadosss que tratar. Ssssssss. Noss vemosss... muy pronto.»
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