24/01/2020, 22:01
Etsu comenzó a recuperar la visión conforme se alejó del apestoso humo. Emprendía una carrera hacia el tipejo, dispuesto a tomarlo a la fuerza, y para nada sostenía en su cabeza la posibilidad de dejarlo escapar. Akane había hecho al parecer bien su papel, o eso pudo deducirse por el quejido del hombre. El can arrastraba al forajido con sus dientes hincados en su brazo, pero éste se resistía, y llegado el momento, tomó su capa y la apartó, desvelando sus intenciones. Un afilado cuchillo aguardaba en su cinturón. Las palabras sobraban. El hombre tomó el cuchillo con su mano libre, e intentaría asestarle tremenda puñalada al huskie.
Pero Akane no era para nada tonto, era el hermano listo a decir verdad. Viendo las intenciones del tipo en todo momento, soltaría al hombre en uno de sus tirones hacia detrás, intentando con ello que el tipo se desequilibrase con la fuerza que él mismo ejercía en contra. Con las mismas, daría un salto en vertical, en el cuál giraría sobre sí mismo.
Un líquido realmente oloroso y amarillento sería desprendido por el can, buscando más que fastidiar al tipo, cegarlo. Al menos momentáneamente. Justo el tiempo necesario para que Etsu recortase la distancia para con él, y le arremetiese en la acometida con una patada en su pierna más próxima. Si acertaba, esa pierna no la iba a poder usar en una buena temporada...
—¡Ya basta de juegos! —sentenció el Inuzuka.
Si había acertado, el tipo sin duda se estaría retorciendo de dolor en el suelo, agarrando su pierna lastimada. Por contra, si no había tenido éxito su ataque, debería intentar propinarle un golpe con su zurda directo a la mandíbula. El rastas tenía claras las ideas.
Pero Akane no era para nada tonto, era el hermano listo a decir verdad. Viendo las intenciones del tipo en todo momento, soltaría al hombre en uno de sus tirones hacia detrás, intentando con ello que el tipo se desequilibrase con la fuerza que él mismo ejercía en contra. Con las mismas, daría un salto en vertical, en el cuál giraría sobre sí mismo.
Un líquido realmente oloroso y amarillento sería desprendido por el can, buscando más que fastidiar al tipo, cegarlo. Al menos momentáneamente. Justo el tiempo necesario para que Etsu recortase la distancia para con él, y le arremetiese en la acometida con una patada en su pierna más próxima. Si acertaba, esa pierna no la iba a poder usar en una buena temporada...
—¡Ya basta de juegos! —sentenció el Inuzuka.
Si había acertado, el tipo sin duda se estaría retorciendo de dolor en el suelo, agarrando su pierna lastimada. Por contra, si no había tenido éxito su ataque, debería intentar propinarle un golpe con su zurda directo a la mandíbula. El rastas tenía claras las ideas.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~