25/01/2020, 23:28
Arriba, abajo. Arriba, abajo. Su pecho temblaba del esfuerzo, su único pulmón era como un bombín de bicicleta tratando de oxigenar un trasatlántico hinchable. No se trataba de voluntad, no se trataba de olvidar el dolor, aquella era una limitación tan grande como perder un brazo. De hecho, se estaba dando cuenta, el Gran Dragón hubiese preferido perder eso que el pulmón.
Negándose a aceptarlo, embistió con fuerza. Su brazo se alargó hacia atrás, como si fuese a golpear con el puño al Hōzuki. Sus dedos índice y corazón se iluminaron, y en el último momento, el puñetazo se convirtió en un golpe al aire, de derecha a izquierda, que llevó consigo una ráfaga de viento que amenazó con cortar a Kaido en dos.
Negándose a aceptarlo, embistió con fuerza. Su brazo se alargó hacia atrás, como si fuese a golpear con el puño al Hōzuki. Sus dedos índice y corazón se iluminaron, y en el último momento, el puñetazo se convirtió en un golpe al aire, de derecha a izquierda, que llevó consigo una ráfaga de viento que amenazó con cortar a Kaido en dos.