26/01/2020, 19:31
Al principio, la técnica de Ayame no surgió efecto. Pero los hombres se acercaron, y en cuanto entraron en el radio del Genjutsu, quedaron embelesados. Corrían, y ahora caminaban, como dos muertos vivientes, babeando, engatusados por la amejin. Lo hicieron hasta llegar al tronco del árbol sobre el que estaba posada. Los hombres pegaron el rostro al tronco y arañaron la madera, tratando de subir. Tratando de escalar. Tratando de llegar a aquella voz tan bonita que...
El cuchilo de Yokuna rajó el cuello del primero. El segundo, confundido pero con la boca igual de abierta, desvió la mirada un momento hacia él. Murió instantes después.
Yokuna se alejó dos pasos y los miró, melancólico. Se arrodilló frente a uno de ellos y comenzó a llorar.
El cuchilo de Yokuna rajó el cuello del primero. El segundo, confundido pero con la boca igual de abierta, desvió la mirada un momento hacia él. Murió instantes después.
Yokuna se alejó dos pasos y los miró, melancólico. Se arrodilló frente a uno de ellos y comenzó a llorar.